Siempre se habló de una posible relación entre las señales emitidas por los teléfonos celulares y la aparición de tumores cerebrales. Pero el tema cobró especial relevancia cuando en mayo de 2011 la Organización Mundial de la Salud dio a conocer un comunicado a través del cual se anunciaba la ubicación de los celulares en la categoría 2B en materia de toxicidad, la misma que los plaguicidas. Esto debido a los niveles de radiación que son capaces de generar.
Esto generó una verdadera “paranoia celular“, que derivó en cientos de “opinólogos” hablando al respecto en medios de todo el país, y una catarata de comentarios de los usuarios en nuestro sitio y las redes sociales.
Pero ahora un grupo de expertos de Gran Bretaña, Estados Unidos y Suecia, liderado por Anthony Swerdlow, del Instituto Británico de Investigación del Cáncer, declaró a la revista Environmental Health Perspective que, si bien todavía persisten algunas dudas, la acumulación de evidencia que vienen recolectando desde hace años los aleja cada vez más de la hipótesis de que el uso de celulares pueda ser un causal de tumores cerebrales en adultos.
Respecto al informe de la OMS, Swerdlow declaró que sus estudios no lo contradicen, sino que más bien lo complementan. De todas maneras, puso un manto de duda respecto a la rigurosidad de la metodología que los llevó a poner a los celulares en esa categoría, en la que entran productos tan diversos como el plomo, algunos vegetales en escabeche y hasta el café.
[frasefuerza]Lo que resalta este científico es que la telefonía móvil está presente en la humanidad desde la década de los 80´s, y que a pesar de que actualmente se cuenta con más de 5 mil millones de aparatos activos, la relación entre éstos y los tumores cerebrales que se les adjudica nunca estuvo tan alejada.[/frasefuerza]
Otro punto en el que se basan estos científicos para poner en duda los informes que hablan de la relación celular-cáncer, tiene que ver con los estudios a partir de los cuales se confeccionan éstos. Tomaron como ejemplo al más grande realizado hasta el momento, publicado en 2010, que abarcó a 13.000 usuarios de telefonía móvil de los últimos 10 años.
Swerdlow y su equipo lo recorrieron minuciosamente, y dicen haber encontrado varios problemas metodológicos, como basar algunas conclusiones en un sistema de preguntas y respuestas, donde los encuestados debían recordar cuestiones relacionadas al uso de los aparatos de hace varios años.
Por otro lado, destacan a otros estudios provenientes de varios países que afirman no haber encontrado ningún indicio en el aumento de tumores cerebrales 20 años después de la aparición de la telefonía celular, y 10 años después de su masificación.
Otro que aportó su parecer fue David Spiegelhalter, profesor de la Universidad de Cambridge en la materia “comprensión pública de los riesgos”, quien admitió que, teniendo en cuenta las limitaciones de la evidencia aportada hasta ahora, el informe de Anthony Swerdlow parece dejar el claro que el riesgo es demasiado pequeño como para ser detectado, incluso con la enormidad de personas que hacen uso de estos dispositivos en la actualidad.
Para terminar, cabe aclarar que Anthony Swerdlow es además presidente de la International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection’s Standing Committee on Epidemiology, un organismo reconocido por la OMS que se encarga de emitir directivas respecto a los límites de exposición frente a radiaciones no ionizantes.
Ahora bien, aunque se comprobara la nocividad de los equipos de telefonía móvil, y frente a las prestaciones que ofrecen hoy y que pueden ofrecer a futuro: ¿estarían dispuestos a abandonarlos definitivamente?