A mediados de año surgió una verdadera “paranoia celular“, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que las radiaciones emitidas por los teléfonos celulares podrían generar celulas cancerígenas en el cerebro. Obviamente el tema saltó rápidamente a los medios masivos y los opinólogos inundaron estudios de TV y redacciones de diarios para dar su parecer. Incluso muchos aventuraron un “descarte masivo” de equipos móviles a partir de esto.
Al mes, un estudio del Instituto Británico de Investigación del Cáncer aseguraba que a medida que avanzaban en los análisis al respecto se alejaban cada vez más de la afirmación de que el celular pudiera ser causante de tumores cerebrales.
Ahora se suma otro estudio, del Instituto Danés de Epidemiología del Cáncer, publicado en la revista British Medical Journal. Éste alcanzó una dimensión importante, abarcando a 358.403 personas. Los resultados al momento arrojaron que entre toda esa gente se detectaron 368 casos de gilomas (una de las variantes del cáncer de cerebro), y 846 casos de cáncer del sistema nervioso central. Si bien los números pueden causar preocupación, las proporciones son exactamente las mismas que se dan en grupos de personas que no hacen uso alguno de un teléfono celular.
Los responsables del estudio aclararon que no todos los integrantes del estudio hacían uso intensivo de un teléfono celular, pero incluso el grupo que consumía este servicio desde hacía más de 13 años no mostró diferencias respecto al resto.
De todas maneras los investigadores coincidieron en ser cautos para una aseveración categórica, ya que todavía no tenían conclusiones respecto al efecto en niños o a largo plazo (tengamos en cuenta que aún es una tendencia que lleva pocos años desde su masificación).