La larga pelea de las disqueras contra Grooveshark ha tenido un capítulo importante durante los últimos días, puesto que la justicia estadounidense determinó que los empleados del servicio de música en streaming fueron responsables de violar las leyes de copyright al subir cerca de 6000 canciones al sitio.
Como se sabe, Grooveshark permite a los usuarios subir canciones de forma gratuita, pero ha sido señalado por las empresas discográficas ante la acusación de que solamente licencia una parte de su contenido.
El servicio, por su parte, se escudaba en la lista de previsiones del Digital Millennium Copyright Act (DMCA), respondiendo a las denuncias de baja de archivos de la misma forma que, por ejemplo, YouTube lo hace, en el caso de material subido por sus usuarios.
Pues bien, en 2011, el juez de la corte de distrito de Manhattan Thomas Griesa determinó que Grooveshark (un servicio con 30 millones de usuarios y 15 millones de archivos subidos) y su compañía madre Escape Media Group no podían ser contemplados en las llamadas “safe harbours” (“bahías seguras”) de la DCMA, por cuanto habían instruido a sus propios empleados la tarea de subir 5977 canciones, de artistas como Eminem, Green Day, Jay-Z o Madonna.
En un fallo de 57 páginas, el juez (que recientemente declaró a Argentina en “desacato” por el caso de los llamados “fondos buitre”) determinó que tanto el CEO de Grooveshark Samuel Tarantino como el CTO Joshua Greenberg están involucrados. Griesa citaba un memo interno de la firma de 2007 en el cual Greenberg pedía a sus empleados que “compartieran tanta música como pudieran desde fuera de la oficina” para lograr que el servicio comenzara a despegar.
Luego de establecer que el servicio tuvo una “intención manifiesta” de violar leyes de copyright, el juez dio 21 días a las partes para que resolvieran el caso sin avanzar en el litigio. En tanto, los representantes legales de Escape Media Group dijeron estar en desacuerdo con el fallo de Griesa, y adelantaron que podrían incluso analizar la posibilidad de apelar.
Sea como fuere, este fallo representa un enorme empuje para las compañías discográficas, puesto que desde hace años ven a Grooveshark como un “descendiente directo” de servicios como Grokster, LimeWire o Napster, todos cerrados por violaciones a derechos de autor.
Vía: The Guardian