La Cámara de Empresas del Software y Servicios Informáticos (CESSI) agrupa a las principales compañías de tecnología de la Argentina. José María Louzao asumió recientemente como presidente de la entidad y nos brindó una entrevista donde respondió todo sobre las problemáticas que atraviesan el sector y sus expectativas para su primer año de gestión.
¿Con qué escenario se encontró al asumir como presidente?
Yo era vicepresidente de la Cámara, así que conozco el panorama. Lo que cambia es que ahora ejecuto políticas y lo que se ve como una gran limitación del sector son los recursos humanos, pero estamos mejorándolo con las becas Control-F y el acuerdo con decanos el impulso de tecnicaturas. No tendremos grandes problemas de recursos humanos de acá a futuro.
Y, por otro lado, lo que viene cambiando es que para ser competitivos hay que tener cada vez mayor valor agregado y mayor calidad. Eso hace a lo que es la propuesta, que es trabajar mucho en innovación, en la transversabilidad de los sectores productivos, y tener gente que no sólo sepa de programación sino que sepa de cada negocio, de cada vertical productivo, para poder competir con éxito.
¿Cómo abordan el tema de la innovación?
Estamos profundizando el tema de la innovación, queremos tener un mapa productivo argentino, un mapa de habilidades de nuestra industria. Así sabremos dónde hay que invertir en desarrollo, investigación e innovación para tratar de ser cada vez más agresivos en lo que requiere nuestra economía. A su vez, hay un cambio de foco en lo que es comercio exterior por la crisis de los países centrales. Por ello, estamos más concentrados en la exportación a Brasil y otros países de Latinoamérica que en Europa. Con Estados Unidos, dentro de todo, se sigue trabajando bien, pero las exportaciones a España estamos reemplazándolas por exportaciones a América Latina.
Me imagino que la inflación es otro ítem que le está quitando competitividad al sector, ¿cuál es la situación al respecto?
Los salarios se estaban actualizando desde 2004/2005 por una puja por los recursos humanos. Esas múltiples ofertas laborales terminaban con aumentos de sueldos que superaban la inflación. Hoy, se optó por conocimientos verticales y productivos, en las industrias financiera, agronegocios, etc., y no sólo por la programación básica, porque allí no sólo estamos más altos en valores en comparación a China y La India, sino también con Perú y Colombia. Lo que veo es una tendencia a que desarrolle aquí es software con alto valor agregado o “software boutique”, como le llaman, porque en costos salariales estamos por encima de países de la región.
Entonces, ¿el software argentino sigue siendo competitivo?
Acá entra el tema de volumen y escala. Los proyectos que asumimos desde el país son proyectos con menor cantidad de horas y de recursos aplicados a ciertos desarrollos, y con eso todavía somos competitivos porque tampoco se busca el gran proyecto. Esto se debe a que los países de los que hablamos están acostumbrados a grandes factorías, grandes proyectos, que requieren del lado del cliente un gran poder de control y de análisis de funcionalidad. El ciclo de desarrollo en la Argentina es más completo y además apostamos a proyectos más chicos, los cuales todavía nos otorganun poco de competitividad.
¿Qué lugar ocupa el sofware argentino en el mundo? ¿qué tipo de rubros son los más exitosos?
Viendo el contexto de América Latina, que es donde más se está vendiendo, el software argentino tiene un nivel de desarrollo importante en cuanto al software de gobierno. Los únicos competidores que tenemos son México, que trabaja para EE.UU.; y Brasil, que posee sus propios desarrollos. También en la industria financiera y ERP aplicados a distintas áreas transversales. Se está vendiendo mucho a América Latina. Además, también somos muy competitivos en todo lo relacionado con minería y energías renovables.
En Estados Unidos se está vendiendo mucho lo que son desarrollos para redes sociales, como Facebook y Twitter, y programación de marketing alrededor de eso, más las nuevas tecnologías, como Ruby on Rails y la industria del videojuego. Y en el mercado Europeo, quedan algunos negocios, esencialmente en España, Reino Unido y el Norte de Europa. Las exportaciones siguen subiendo y, según las encuestas de la CESSI, seguirán subiendo. Pero estámos más concentrados en América Latina.
¿Sería recomendable que la industria del software argentino se especialice en un rubro?
Para mí, lo más conveniente, es un paso superador de todas estas cuestiones. Como se hace en la Unión Europea, donde se diseña un programa marco para el 2020, se determinan temáticas y se arman grandes proyectos, que son los que permiten la innovación en las empresas, en las universidades, en los centros tecnológicos. Y, a la vez, resolver los distintos problemas que cada país tiene.
Todo ello tiene una replicabilidad tal que si logramos hacerlo en la Argentina, podríamos venderlo a toda América Latina. Me parece que un gran proyecto de salud, de energías renovables y demás son la tendencia hacía la que deberíamos ir. Así resolvemos los problemas de nuestra economía y eso sería muy factible venderlo en el resto de los países que poseen balanza favorable, mucho dinero asignado a modernización tecnológica y no tienen los recursos y la amplitud de procesos, metodología y proyectos para poderlos hacer.
¿La estrategia sería proveer software que sea adquirido por los Estados?
Sí, por los estados y por los privados también. Por ejemplo, se modifican las condiciones de la banca y los bancos tienen que actualizar sus sistemas, hay mucho core bancario que se está cambiando, muchos temas nuevos relacionados con actividades que antes no existían y que por las comoditties fueron mejorando. La soja no es un tema sólo argentino: varios países del Norte, como Paraguay, también se están dedicando a la soja.
A su vez, la explotación minera, como lo que será la extracción de litio (NdR: existen grandes reservas de este material vital para las baterías en Bolivia y en el Norte de la Argentina y de Chile); y la generación de energía van a tener mucha importancia. Y los estados pueden ser un comprador, pero también los privados. Hay mucha demanda en toda Latinoamérica.
¿Cuál es la propuesta de la CESSI?
Que hagamos nuestro primer plan estratégico 2015-2020 con los 10, 12 ó 15 temas que le interesan al país, que podamos trabajar asociados y así podamos trabajar en América Latina, para que Argentina tenga liderazgo por sus antecedentes, volumen, desarrollo, recursos. Después, cada uno haría su propio desarrollo. A las empresas que están haciendo videojuegos les está yendo muy bien, pero eso no aplica a la competetitividad sistémica de la Argentina y no sé si es tan sustentable en el tiempo. Pero es un modelo. Luego, todo lo que son redes sociales, cada vez va a haber más desarrollo.
La estrategia tiene que ver con que el software está en todos lados. Y como fue la revolución industrial, ahora la revolución es la tecnología. A los países que tengan conocimiento, les irá bien; no sólo a los que tengan commodities. Hay que lograr la que el conocimiento quede en nuestro país, sea compartido y se articulen políticas públicas y privadas. Ese será el trasatlántico para superar las crisis cíclicas cada siete u ocho años.
Le dio importancia a “compartir conocimiento”, ¿qué herramientas tienen para conseguirlo?
La Fundación Sadosky es algo por lo que venimos luchando hace varios años y se constituyó. Ya está comenzando a trabajar desde el año pasado y desde allí se hacen temas innovadores donde participan universidades, polos tecnológicos y empresas. A su vez, hay determinados proyectos con las universidades y también se están firmando muchos acuerdos entre los 26 polos y clústeres tecnológicos de todo el país para trabajar en forma conjunta.
No es tanto como lo que quisiéramos tener, porque tiene un lado burocrático y de desconfianza que parte de la base de científicos que creen que los empresarios lo único que les interesa es llenarse los bolsillos y de empresarios que creen que lo único que deseean los científicos es escribir un paper que sea reconocido a nivel global. Son las cosas que debemos dejar de lado.
¿Cómo lo lograrían?
Se logra si un científico tuviera que pagar una nómina a fin de mes y si el empresario tuviera que investigar con rigor científico (se ríe). Mientras debemos buscar el camino, lazos que nos vayan juntando.
A medida que crece una industria, como la del software, aparecen emprendimientos que le brindan servicios, como código u otros. ¿Están trabajando con los emprendedores?
Se está trabajando muchísimo en esa parte. Es lo que llamamos “integración”, porque muchas empresas de Buenos Aires salen, exportan y demás, y hoy tener lo que se llama el “conocimiento distribuido”, de empresas que están en pequeñas localidades, en clústeres, en polos y que realmente te sirven de músculo cuando sacás un proyecto más grande de lo que podés. Entonces se subcontratan o se asocian con alguna de ellas. Es muy frecuente la asociatividad y era una de las cuestiones pendientes desde hace varios años. Hoy estamos trabajando integrados.
Continuando con el tema de los recursos humanos, viene a la mente el tema de los Sindicatos. Hay varios pujando y uno de los más fuertes es Unión Informática, a quién entrevistamos recientemente. ¿Tienen diálogo con ellos?
No hemos tenido diálogo. Ellos están dentro de dos o tres grandes empresas (IBM, HP), donde antes estaban CEPETEL. No hemos tenidos reuniones, ni se han acercado por la cámara. Están en empresas grandes que no sólo hacen desarrollo de software, sino que también venden hardware e infraestructura. Tienen muchos profesionales técnicos y no tanto desarrolladores de software. Los conocemos por referencia, así que estamos poco informados sobre ellos. Pese a que estas empresas están afiliadas a la Cámara, tampoco es mucha la información que tenemos de su accionar.
Desde el 2004, que fue declarado industria el software, en ninguna empresa está “normado” el tema software, sino que está basado en alguna convención de la OIT que tiene que ver con alguna reserva sobre la propiedad intelectual, porque el software implica creación intelectual, para ser usada por la empresa o ser cedida a ella. Sí hemos tenido charlas con gente de CEPETEL y del Sindicato de Comercio.
¿Están interesados en que se cree un Sindicato para el personal informático?
No es una cuestión de interés, sino de evolución. Creo que en algún momento se creará algún sindicato.
¿Tienen una relación fluida con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que hace poco inauguró nueva sede?
Sí, con el Ministerio de Ciencia y Tecnología trabajamos muchísimo. Con ellos constituímos la Fundación Sadosky y administran el (Fondo para empredimientos) FONTSOFT, constituido por la ley de promoción de la industria. Trabajan con los emprendedores y nuevos proyectos empresariales. Además, tratamos proyectos con la Unión Europea. Para nosotros es neurálgica la relación con el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Pero también trabajamos con el Ministerio de Trabajo en todo lo relacionado las becas Control-F, con el de Industria con todo lo que es la política para el sector para el 2020, con la Jefatura de Gabinete con todo lo que es la Agenda Digital con relación a Educación. Y con Cancillería articulamos todo lo que es promoción de exportaciones que en los últimos tres o cuatro años fue muy bueno.
¿También poseen una buena relación con el Distrito Tecnológico porteño?
Hay empresas que se radicaron en el Distrito Tecnológico, donde las ventajas tienen que ver con facilidades para el pago de Ingresos Brutos que sólo están gravadas las que facturen más de 20 millones de pesos, así que hay una cantidad importante de empresas que están allí. Igualmente, hay muchísimas más empresas fuera de la ciudad de Buenos Aires que se están radicando en el Conurbano. Lo que hay que seguir acá es el mapa de formación de recursos, porque hay muchas personas que se están formando en el Interior y que antes venían a Buenos Aires a trabajar.
Hoy, esos chicos quieren trabajar en el lugar donde están estudiando. Existe mucho trabajo desde la casa, lo que cambió la radiografía. Al ser una industria que viaja por Internet y en la cual tenés mucho trabajo fuera de la oficina y demás, geográficamente es muy difícil concentrar a la gente en un lugar. El Distrito Tecnológico está avanzando bastante, pero no será el gran concentrador de toda la industria del software.
¿Lo invito a hacer futurología y que me diga cuáles son los tres puntos que le gustaría tener resueltos a fines de 2012?
Primero, que se instrumente un nuevo plan de becas trianual, para ver si podemos llegar a las 40 mil personas formadas en el sector. Lo segundo, sería que haya una normalización del tema sindical y que no haya tantas organizaciones con los que negociar. Y lo último, que se haya armado un plan estratégico con las temáticas que necesita Argentina, que se investigue para poder mejorar no sólo su aparato productivo sino también la calidad de vida de la gente que vive en el país. Con esas tres me conformo.