Hace unos meses Nueva Zelanda se vio conmocionada con dos ataques terroristas a mezquitas que terminaron con más de 50 víctimas fatales. Estos eventos fueron mucho más impactantes para la opinión pública internacional porque uno de los agresores transmitió sus acciones en vivo a través del servicio de streaming deFacebook.
Luego de los ataques tanto Facebook como YouTube intentaron eliminar cualquier copia de dicho video, pero sus esfuerzos a menudo demostraron ser insuficientes.
La inteligencia artificial aplicada no pudo eliminar el contenido de forma automática. Aunque las empresas han eliminado las copias cientos de miles de veces el video ha regresado a través de otras cuentas una y otra vez.
Las autoridades de Nueva Zelanda no se han dejado desalentar por esto y se han puesto más que firmes al respecto. Así ha sido el caso de Philip Arps, un hombre de negocios de Christchurch, la localidad donde se produjo el atque.
Arps envió el video del ataque a 30 personas. También le pidió a otra persona que le agregara puntos de mira y un contador de muerte para crear un “meme”. Sin embargo no existe evidencia de que haya compartido esa versión del video.
Al ser cuestionado por la distribución del video Arps no mostró signo alguno de empatía por las víctimas. Junto a otras seis personas fue acusado de la distribución ilegal del video y sentenciado a unos 21 meses de prisión.
Cabe señalar que solo recientemente, a principios de Junio, un juez dictaminó que los medios de Nueva Zelanda podían publicar imágenes del hombre acusado de uno de los ataques.
Desde la tragedia Facebook ha endurecido un poco su política, estableciendo bloqueos temporales de su servicio de streaming luego de una sola infracción.