Si bien las leyes SOPA y PIPA parecen haber sido finalmente derrotadas, una nueva alternativa surge con fuerza y puede llegar a resultar todavía más polémica: el Anti-Counterfeiting Trade Agreement (Tratado Contra la Falsificación Comercial) o ACTA.
Este acuerdo, que propone fijar protección y respaldo a la propiedad intelectual, fue firmado hoy en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón por 22 países que conforman la Unión Europea. Las únicas excepciones han sido Alemania, Holanda, Estonia, Chipre y Eslovaquia.
Dicho tratado, firmado anteriormente por países como Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Japón, ha generado grandes debates, especialmente en torno al apartado que habilita a la suspensión de los servicios de internet a aquellos usuarios que descarguén material protegido por copyright. Esto sería posible ya que los ISP tendrían que revelar información personal de sus clientes a las autoridades correspondientes.
Estas medidas, impulsadas para obligar a los proveedores a vigilar los contenidos que circulan en la web significarían, según sus detractores, un recorte a la libertad de expresión y un incremento en la inseguridad jurídica. Hay que aclarar que el ACTA no pertenece a ningún organismo de carácter oficial, por lo que para entrar en vigencia deberá ser ratificado ante los parlamentos correspondientes, por lo que el marco regulatorio es aún difuso.
Los países de la UE han argumentado que, a diferencia de las leyes SOPA y PIPA, ACTA no prevé bloquear el acceso a internet. El organismo continental calcula que el viejo continente pierde alrededor de 8 mil millones de Euros producto del tráfico de material pirata.
Según explican, lo que el tratado pretende es “homogeneizar” estándares internacionales para la protección de derechos de las industrias del cine, la música, moda, farmacéuticos, software y todo aquello que pueda ser pirateado.
Pero sin duda una de las críticas más importantes al proyecto ha sido el total hermetismo y misterio con el que se lo ha tratado, ya que el grueso de sus negociaciones se han llevado a cabo de manera casi secreta y sin la intervención de actores civiles. Incluso existen fragmentos del acuerdo que aún no han sido revelados.
Por lo pronto, las protestas no se han hecho esperar. En Polonia (Primer país europeo en adherir a la medida) miles de ciudadanos han salido a protestar a las calles para manifestarse en contra del tratado. Además, portales como el del gobierno polaco y el Parlamento Europeo han sido atacados por hackers.
Fuentes: ElPais.com , ITEspresso.com