Twitch es hoy en día una de las plataformas para streaming de video más populares. El servicio comenzó como un espacio para los videojuegos pero se ha ido extendiendo poco a poco a otras áreas, incluyendo arte y una sección sobre la vida diaria que parece englobar una gran cantidad de contenido.
A pesar de sus defectos y a veces caótica implementación Twitch tiene una política bastante firme sobre lo que puede o no puede mostrarse en los canales que alberga.
Hace unas semanas varios criminales informáticos lograron hacerse del control de una categoría no utilizada por el juego Artifact de Valve. De esa manera lograron posicionar en dicho directorio una gran cantidad de material violento (incluyendo la masacre de Christchurch), pornografía y videos de series de los que no tenían los derechos.
Twitch no solo combatió estas acciones en su plataforma, sino que se decidió a llevar a los responsables antes la justicia. O algo por el estilo.
La compañía no ha podido identificar a los criminales, pero ha presentado una demanda contra ellos para establecer los cargos que cree deberían aplicarse.
En la demanda Twitch explica que ha tenido que dar de baja las transmisiones y prohibir las cuentas involucradas. Sin embargo, cada vez que eliminaban uno de los canales los videos aparecían en uno nuevo. La empresa llegó entonces a la conclusión de que los criminales informáticos estaban utilizando bots para evitar los mecanismos de seguridad de la plataforma y para inflar artificialmente la popularidad de las transmisiones.
Si los responsables fueran identificados se le ha pedido a la corte que se les prohíba legalmente usar la plataforma y se les ordene pagar por los daños producidos. Es posible que Twitch esté utilizando esta acción tanto como una advertencia como para demostrar que legal y técnicamente la empresa agota todos los recursos a su disposición.