En el marco económico actual, las patentes resultan una de las monedas más fuertes del mercado. No por nada Samsung y Apple entablaron un litigio casi belicoso (incluyendo bloqueos cruzados a la venta de dispositivos), siendo socios comerciales en la fabricación y compra de procesadores.
La cosa es que actualmente el ser propietario de la patente correspondiente a un sistema que genere atractivo comercial es incluso más rentable que desarrollar y aplicar dicho sistema, ya que todos los que lo hagan deben pagar tributo por eso. ¿Se imaginan lo que deben cotizar, por ejemplo, las patentes correspondientes a los “mecanismos” que hacen posible el funcionamiento de una aplicación como WhatsApp?.
A todo esto, Apple logró sumar a sus arcas una nueva patente: ni más ni menos que la correspondiente a la animación de “vuelta de página” que en muchísimas aplicaciones relacionadas a publicaciones digitales hace que la lectura sea lo más parecida posible a la experiencia del papel físico.
Bajo la denominación D670, 713 S, esta patente otorga a Apple la propiedad intelectual de la animación de vuelta de página que se aplicó en iBooks. Pero atención: esta patente es muy específica en cuanto al efecto de animación que cubre, y por lo tanto NO abarca a todas las secuencias que puedan representar este efecto. En otras palabras, para que una empresa se meta en problemas legales con Apple por el uso de este efecto, debe copiar casi al detalle el efecto de vuelta de página de iBooks. Caso contrario, si se demuestra que la animación es diferente, no hay reclamo legal por parte de la gente de Cupertino. Esto se aplica tanto a desarrollos previos como posteriores a la otorgación de la patente.
Pero, volviendo al tópico del principio de la nota, cómo será de rentable este negocio que esta patente es sólo una de las 38 que Apple consiguió la semana pasada.