Australia es famosa por tener una gran cantidad de personas en bermudas, muchas criaturas venenosas, y un clima con un sol fuerte y cruel. Quizás simplificamos un poco, pero no tanto. Lo cierto es que es un país ideal para recolectar energía solar, y la tecnología se ha estado expandiendo de forma exitosa. Australia prueba que este tipo de energía alternativa (el término se hace viejo rápidamente) es una opción seria y poderosa. Y quizás ha dado mejores resultados de los esperados y ahora esto es un problema.
Liberen las baterías
El viernes pasado el Operador Australiano del Mercado de Energía (AEMO) emitió una advertencia en la que señalaba que la demanda en la red eléctrica había caído por debajo del mínimo necesario para asegurar su estabilidad. Esto la llevó a examinar varias medidas de emergencia para asegurar que no se produjeran incidentes.
Finalmente se decidió por solicitar a los propietarios de grandes baterías que las mantuvieran vacías para absorber el exceso.
En el estado de Victoria la red es capaz de suplir picos de hasta 10 mil MW, pero necesita una demanda mínima de 5000 MW. El día de la advertencia la demanda cayó por debajo de los 1400 MW.
La culpa la tienen los techos
Detrás de lo ocurrido se encuentra el enorme éxito de los techos con paneles solares. En la región en la que se produjo este incidente una de cada tres casas, de un total de 3 millones de hogares, tienen esta tecnología. Además de suponer una mayor demanda, en muchos casos lo producido se vuelca en la red, aumentando la oferta.
En 2018 Australia obtenía de los paneles solares en los techos unos 8 millones kW. En marzo de 2024 la energía generada había llegados a los 35 millones kW.
Otros sistemas de generación, basados en carbón y gas todavía siguen operando. Y los mínimos de consumo son necesarios para su estabilidad. Estas opciones todavía son necesarias para muchas regiones y hogares, pero obviamente se están quedando en el tiempo.
