La decisión de YouTube de bloquear a aquellos usuarios que utilicen bloqueadores para no ver avisos podrían ser contraproducente a largo plazo. Llevaría a la creación de herramientas de bloqueo mucho más sofisticadas y efectivas. Al menos esta parece ser la conclusión a la que han llegado algunos internautas, periodistas y analistas.
La evolución
El bloqueo de YouTube está dando resultados.
Según las empresas dedicadas a las producción de los bloqueadores, tras la implementación de la medida cientos de miles de personas han desinstalados los programas durante octubre. En el caso de Ghostery, desarrollado en Alemania, la encuesta sobre la desinstalación del programa ha revelado que en el 90% de los casos el motivo ha sido el bloqueo de YouTube.
Ahora bien, es importante notar que también se ha producido un récord general de instalaciones. Lo dicho supone que los usuarios están probando distintas alternativas. Buscan cuál de ellas puede funcionar sin activar el bloqueo de YouTube.
AdLock, una extensión para Chrome ha registrado un aumento del 30% en la cantidad de instalaciones y desinstalaciones durante octubre.
El lector podrá imaginar la escena. Una especie de momento crítico evolutivo en el que las alternativas que sean capaces de superar el desafío se verán favorecidas. Los bloqueadores más débiles quedarán en el olvido.
Contra argumento
De un modo general lo advertido por los analistas parece cierto. El bloqueo de YouTube acelerará el desarrollo de los bloqueadores. ¿Esto quiere decir que la compañía se equivocó al intentar combatir el bloqueo? No, la alternativa era dejar que los programas actuales sigan consiguiendo lo mismo que los programas más sofisticados lograrán en un futuro cercano.
Decir que combatir los bloqueadores hará peor a los bloqueadores es como decir que combatir el ransomware hará peor al ransomware. En parte es cierto, pero es como funciona el enfrentamiento.
Nota: No, no estamos comparando moralmente bloqueadores y ransomware.