En incontables ocasiones hemos escuchado del enorme potencial del cerebro humano, considerando que sólo usábamos un pequeño porcentaje de su capacidad. De hecho, desde la ciencia se han relacionado muchos eventos calificados como “paranormales” (como es el caso de la telepatía) a humanos capaces de “estirar” ese porcentaje más allá del promedio.
La cosa es que, si bien el potencial existe, según un estudio de la Universidad de Cambridge hemos llegado a un límite físico en el cual resulta, por ahora, imposible suministrarle al cerebro el marco biológico para que alcance un nivel superior al actual.
Y aquí podemos trazar un paralelo con el funcionamiento de una computadora y las técnicas de overclocking. Esta técnica existe gracias a que el procesador del equipo en realidad puede funcionar a una velocidad de reloj muy superior a la que el fabricante pensó para éste, aumentando notablemente su rendimiento. El punto es que para “exigir” al CPU a alcanzar tales niveles debemos suministrarle una energía eléctrica adicional, condiciones óptimas de conectividad con la memoria y el resto de los periféricos y una disipación del calor más que importante (al punto que se llega a emplear nitrógeno líquido para enfriarlo).
Pero para llegar al éxito con esto hay que saber cómo aplicar dichas técnicas, y por eso USERS lanzó su colección Hardware Extremo que les enseña cómo lograrlo con un riesgo mínimo, tenemos a especialistas como Nacho Arroyo que no para de batir récords en el rubro, y hasta hay empresas como GIGABYTE que fabrican motherboards específicamente diseñados para el overclocking.
Ahora bien, volviendo al cerebro humano, el problema que se presenta actualmente, según los científicos que han estudiado este tema, es que las células que lo componen necesitarían un consumo de energía y oxígeno que nuestro cuerpo no les puede suministrar actualmente, si es que se lo quisiera “explotar” más. Por otro lado, afirman que el cerebro alcanza un mayor desarrollo en la medida que puede tender mayores lazos (o “cableados”) con distintas fuentes de nuestro cuerpo. Quienes demuestran un coeficiente intelectual mayor son aquellos que han logrado una mayor cantidad de cableados, pero también se encontraron un límite para esto.
Al respecto, Simon Laughlin, profesor de neurobiología de Cambridge dijo que: “hemos demostrado que el cerebro debe consumir energía para funcionar, y que estos requisitos son lo suficientemente exigentes para limitar nuestro desempeño”.
Por otro lado Ed Bullmore, profesor de psiquiatría de Cambridge, afirmó que la integración de las redes del cerebro parece estar asociada con el alto coeficiente intelectual. “Se paga un precio por la inteligencia. Ser más inteligente significa mejorar las conexiones entre diferentes áreas del cerebro, pero esto se logra dentro de límites estrictos en materia de energía y espacio para el cableado”.
Para terminar, Martijn van den Heuvel, profesor asistente de psiquiatría en el Centro Médico de Utrecht en Holanda, afirmó que “el aumento de la potencia del cerebro significaría un aumento desproporcionado del consumo de energía. Es arriesgado predecir el futuro lejano, pero está claro que hay serias restricciones a la inteligencia.”
En resumen, estamos flojos de fuente de alimentación y de motherboard para darle energía y conectividad a nuestro CPU biológico, y por lo tanto está complicado el panorama para sacarle más provecho del que ya obtenemos. ¿Se viene el overclocking humano para garantizar la evolución cognitiva de nuestra raza?