El cigarro eléctrico ha hecho su aparición en la feria CES. El dispositivo tiene un color marrón, quizás con demasiado brillo, lo que lo aleja un poco de la apariencia del objeto real. Aunque el sabor nunca estará demasiado cerca de lo conseguido por un cigarro real, aquellos que lo han probado han señalado que era bastante bueno. La firma que lo produce, Cigr8 le ha puesto por nombre Maduro E-Cigar. El dispositivo tiene un precio de USD 88,88. Según la empresa cada carga del Maduro alcanza para 2 mil caladas. La batería del dispositivo se carga por conexión USB en unos 90 minutos y puede durar de 2 a 5 horas de uso continuo.
Los cigarros eléctricos, o e-cigars, transmiten nicotina a sus consumidores a través del vapor en vez del humo. En este mecanismo son idénticos a los cigarrillos eléctricos que ya se han visto en el mercado hace tiempo. Sobre los efectos sobre la salud de este sistema todavía existe un debate, dado que también depende mucho de las mezclas químicas empleadas. Sin embargo, con todos los problemas que pudiera causar resulta en un gran avance respecto a los cigarros reales, al menos en este aspecto. Los cigarros eléctricos no transmiten los tóxicos cancerígenos que se producen en el proceso de quemado. Esto supone que el vapor que desprende el cigarro no es perjudicial para quien lo utiliza y tampoco para quienes están cerca.
Los e-cigar han conseguido cierta popularidad dentro de la feria, ofrecen algo del glamur de estos productos sin las consecuencias en términos de salud (al menos no todas ni las más graves). Por otro lado aparecen como alternativas interesantes para quienes son aficionados al tabaco y están preocupados por sus consecuencias, no pueden dejar el hábito o simplemente quieren seguir disfrutando de esa experiencia. Cigr8 tiene ya varios productos similares, y todos destacan por el cuidado que se ha puesto en la emulación de los modelos originales. Incluso existen variantes con distintos sabores, con opciones de café, vainilla y menta. Una de las ventajas de los dispositivos, publicitada por la empresa que los fabrica, es la posibilidad de hacer que fumar sea de nuevo una actividad social.
