El gobierno chino consideró “infundadas” las acusaciones que Estados Unidos formuló contra Huawei y ZTE
El lunes, el Comité de Inteligencia de la Casa de Representantes de Estados Unidos solicitó a algunas empresas norteamericanas que cancelen sus negocios con los fabricantes chinos, argumentando que el gobierno de la República Popular podría utilizar los equipos fabricados por Huawei y ZTE para espiar comunicaciones y sabotear sistemas mediante enlaces informáticos.
Según el gobierno estadounidense, los equipos de procesamiento de datos a gran escala de estas firmas serían peligrosos para la seguridad nacional norteamericana. El informe que resultó de once meses de investigación no tendría muchos datos que respalden esta supuesta amenaza, aunque según Mike Rogers, presidente del comité (y antiguo miembro del FBI), la principal preocupación es la falta de cooperación de las empresas chinas durante la investigación, y, por otro lado, la sospecha de que el gobierno chino alentaría el cyberespionaje.
Los conflictos con la administración norteamericana comenzaron luego de que se revelara que ZTE había vendido equipos de empresas estadounidenses a la mayor empresa de comunicación iraní (Telecommunication Co. of Iran o TCI, que tiene fuertes acciones estatales), país sobre el cual pesa un bloqueo comercial de Estados Unidos. Esto provocó que Cisco, la empresa norteamericana que llevaba varios años de convenio con ZTE, y cuya intención era competir mediante esta alianza con Huawei (el segundo mayor fabricante de equipos de telecomunicaciones detrás de Ericsson), cortara abruptamente relaciones con la empresa china.
Al respecto, el vocero del Ministerio de Comercio de China Shen Danyang, declaró que el informe presentado al congreso de Estados Unidos esta “basado en sospechas subjetivas” y que formula “acusaciones infundadas contra China”. La situación es especialmente sensible, ya que tanto Estados Unidos como China se encuentran muy cercanos a iniciar procesos de recambio de autoridades en ambos países.