Un grupo de científicos, posiblemente con un exceso de tiempo libre, se ha ocupado de entrenar a una IA para que se ría en el momento correcto. El robot al que debieron enseñarle el truco es conocido como Erica. En realidad, existe una lógica para este desarrollo. Los investigadores quieren un futuro en el que los robots puedan actuar con mayor empatía frente a los seres humanos. Compartir la risa con los usuarios es visto como una de las opciones para tal fin.
Una colección de risas
Los datos para el entrenamiento fueron recolectados de la interacción de 80 universitarios (todos ellos hombres) con el robot, operado por cuatro actrices. La risa fue catalogada según su contexto. Distinguiéndose entre la provocada por la que es producto de la alegría, la incomodidad o la que se produce por compromiso, entre otras opciones. Según los investigadores el caso más difícil fue el de la risa compartida.
El robot está bien. Tú no eres gracioso.
Erica te entiende
El sentido de humor de Erica fue luego probado con cuatros diálogos cortos que debía mantener con seres humanos. El algoritmo de risa compartida fue implementado para tal instancia. Los videos resultantes fueron agregados a una serie que tenía otros en los que Erica no se había reído o emitió una risa obligada cada vez que detectaba la risa de su interlocutor.
El conjunto fue presentado a unos 130 voluntarios para su evaluación. Los videos con el algoritmo de risa compartida fueron evaluados con mejor puntaje en consideración de la empatía, naturalidad, comprensión y similitud con el accionar de los seres humanos.
