Hasta la versión 6.5, Windows Phone (o Mobile) era un sistema operativo móvil muy poco práctico. Era difícil usarlo sin la ayuda de un stylus. Se había quedado en el tiempo. Sus principales ventajas eran su funcionamiento análogo al Windows “de escritorio” y la inclusión de las versiones “en miniatura” de Office.
De nada sirvieron algunas interfaces de usuario creadas por los fabricantes (se me viene a la mente HTC TouchFLO) que intentaron “ablandarlo”, otorgándole un poco más de sencillez, de flexibilidad, de atractivo. Se mantenía como un sistema operativo duro, demasiado sobrio, exclusivo para ejecutivos.
Todo esto terminó ayer cuando Microsoft finalizó oficialmente la transición hacia lo móvil imitando a Apple. Este proceso comenzó en 2007, cuando la firma de Redmond lanzó la segunda generación del reproductor Zune. Fue la piedra basal en su evolución hacia lo móvil, del mismo modo en que el iPod lo fue para Apple. Con él, llegó la pantalla táctil en todo su esplendor, con una interfaz de usuario intuitiva y visualmente muy atractiva.
También, para esa época, lanzó Zune MarketPlace, evidenciando que el modelo de negocios de la iTunes App Store de Apple era el camino a seguir para hacer crecer a la plataforma y un camino ya recorrido por el resto de los sistemas operativos móviles importantes, como BlackBerry, Android y Symbian. Y hasta posee una aplicación de sincronización entre la tienda online y los diversos dispositivos (PC, teléfonos, Zune, Xbox) al estilo de iTunes: el Zune software.
A partir de noviembre próximo, se dará el último paso: llegarán los primeros smartphones con Windows Phone 7, un sistema operativo basado en el Zune HD y que, según Microsoft, tendrá altos requerimientos de hardware. Una película “repetida” en el lanzamiento de Windows Vista, pero que también se nota en el resto de la competencia: el micro A4 de Apple que motoriza al iPhone 4 es de 1 GHz, al igual que el ARM Cortex A8 del Samsung Galaxy S. Sólo se salvan algunos Androids y BlackBerries, con micros de entre 528 MHz y 628 MHz.
Windows Phone 7 tiene poco por perder y mucho por ganar. A diferencia de Apple o BlackBerry, cualquier fabricante puede incluirlo en su smartphone. Y en contraposición con Android o Meego, sigue siendo una plataforma propietaria. Al igual que Google, tiene un universo de servicios web para ofrecer con soporte nativo dentro de su suite Live, que incluye a los populares Messenger y Hotmail con una masa crítica de 320 millones de usuarios. Y a diferencia de todos, posee algo que ninguno de sus contrincantes ofrece: total convergencia con su plataforma de videojuegos Xbox Live.
A la mejor o peor manera en la que logre combinar todo esto quedará atado el destino de Windows Phone 7. La batalla de los sistemas operativos móviles comenzó hace dos años, pero también hay jugadores que ingresaron recientemente, como Meego (Nokia e Intel) y Samsung Bada. Algo de terreno aún le queda. ¿Ustedes qué opinan?
Por Marcelo A. Rodríguez