Tal como varios observadores venían anunciando durante varios días, los restos de un cohete se estrellaron contra la luna. El resultado habría sido, según estimaciones de astrónomos, un crater de entre 10 y 20 metros de diámetro.
El impacto se produjo el sábado. El objeto cilíndrico había estado vagando por el espacio durante años a unos 9 mil kilómetros por hora.
Ese cohete no es mío
La procedencia del cohete fue un tema de discusión. Ninguna agencia espacial se hizo cargo del mismo.
Al comienzo se especuló que podía pertenecer a la compañía Space X. El Falcon 9 lanzado en 2015 fue el candidato. Luego se apunto a un ingenio perteneciente a la agencia espacial china.
El cohete fue identificado como La Gran Marcha de 2014, que fue utilizado en una misión de exploración lunar para desplegar la sonda Chang’e-5.
Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China señaló que los restos del cohete utilizado en esa misión se habían desintegrado al reingresar a la atmósfera terrestre. Según el portavoz del ministerio China está comprometida seriamente con la sustentabilidad a largo plazo de las actividades en el espacio exterior.
Bill Gray, el astrónomo que advirtió sobre la colisión y realizó las dos identificaciones, apuntó que China posiblemente se está confundiendo con una misión posterior.
El impacto
Los segmentos de los cohetes a menudo se pierden en la inmensidad del espacio. Este caso resulta llamativo por el hecho de que terminó, gravedad mediante, impactando en la Luna. Nadie quiere mostrarse como el descuidado que dejó chatarra en nuestro satélite por un error de cálculo. Aún cuando a fines prácticos el impacto sobre la exploración haya sido inexistente.