Un grupo de científicos de la Universidad de Rice en Texas no ha tenido mejor idea que utilizar a una araña muerta como parte del mecanismo de un brazo robot. En el artículo que detalla la tarea realizada los investigadores proclaman haber dado el primer paso en el campo de la necrobiótica.
Los científicos apuntan que el uso de restos biológicos ha sido una constante en la historia de la especia humana. Pieles para abrigarse, huesos como herramientas. También remarcan que la naturaleza ofrece un conjunto de diseñados muy interesantes para emular.
En el caso de las arañas hay una combinación de músculos que contraen sus piernas con la presión sanguínea que las expande.
El caso de la araña lobo
Para probar este sistema los investigadores mataron a una araña lobo y la mantuvieron bajo temperaturas cercanas a los -4° durante varios días. Luego utilizaron una jeringa para inyectar y retirar líquido del sistema de movimiento de la araña. Esto les permitió controlar el cuerpo sin vida y utilizarlo para manipular objetos.
Algunas de las virtudes señaladas por los científicos son:
Simplicidad: La construcción de este ingenio probó ser mucho más sencilla que la de los sistemas completamente robóticos.
Biodegradabilidad: Es decir, el cuerpo de la araña tarde o temprano se pudre.
Camuflaje: En caso de que quieras sorprender a alguien con el movimiento de un brazo robot con una mano hecha de una araña muerta.
Nota: Los comentarios son nuestros.
El problema de la ética
Es importante notar que los científicos han considerado el dilema ético de su investigación. La producción de suministros supondría la búsqueda de métodos de eutanasia para las arañas. Pero lamentablemente no existen antecedentes sobre cómo comportarse en este caso en particular.