Los dispositivos electrónicos son diseñados para tener una vida útil determinada, suficiente para complacer a los usuarios, pero no demasiado larga como para evitar que tengan la necesidad de comprar un nuevo producto en un futuro cercano.
La obsolescencia programada ha hecho que la basura producida por el sector tecnológico se haya convertido en un serio problema. Para su tratamiento y reciclado se han considerado varias opciones
Una solución
Una de las últimas innovaciones en este campo ha sido presentada por un grupo de investigadores de la universidad de Tianjin, China, que ha trabajado con una combinación de dos metales.
El material resultante tiene como cualidad destacada que se desintegra cuando es sumergido en el agua.
En una prueba realizada recientemente (ver foto principal) un smartwatch se disolvió luego de un periodo de 40 horas.
Componentes
Una experiencia anterior había logrado resultados similares en cuanto a la capacidad de reciclaje, pero la combinación utilizada no había sido lo suficientemente conductiva para un componente electrónico.
Así pues, en esta ocasión se tomó el elaborado en base a zinc y se le agregaron nanohilos de plata para mejorar la conductividad. El metal fue luego impreso en piezas de un polímero que se degrada con el agua.
Practicidad
Un prototipo es mucho más que una idea pero mucho menos que un modelo terminado. Sin embargo el smartwatch demostró ser capaz de soportar sin problemas el sudor, no se desarmará en la muñeca del usuario un día de verano.
Los investigadores creen que puede lograrse un rendimiento similar al de dispositivos actualmente en el mercado.