Durante su primera presidencia Donald Trump intentó prohibir TikTok. A la segunda ha llegado presentándose como el salvador de la plataforma en Estados Unidos. Ha evitado el fin de la distribución de la aplicación y los servicios online, al menos de forma temporal. También ha señalado que buscará una solución en la que estará involucrada una empresa local.
Como el lector seguramente recordará el problema con el servicio es la relación entre la empresa Bytedance y las autoridades chinas. La información de millones de ciudadanos estadounidense está en riesgo. El temor es que el acceso a los datos le permitiría a grupos estatales realizar campañas de propaganda y manipulación.
Una ley establece que las empresas de países adversarios no pueden ser dueñas de medios masivos y plataformas del tamaño de TikTok. La única alternativa para que puedan seguir operando en el país es la venta.
Depende de mí
Según Trump hay cuatro grupos interesados. Mucha gente quiere la empresa, pero la decisión final depende de él. No es necesario señalar que este último señalamiento es inusual, dado que parece sugerir que el presidente de Estados Unidos se está encargando personalmente de decidir quien será dueño de la compañía. Esto no necesariamente tiene que ser así. Puede que simplemente estemos ante Trump queriendo tomar todo el crédito político de la operación.
Entre los posible compradores aparecen Microsoft, Oracle, un grupo de inversores con el YouTuber MrBeast, y otro grupo conocido como La apuesta de la gente por TikTok.
Cabe señalar que Bytedance no parece estar tan interesada en vender.
