DOM, 19 / AGO / 2012

Diseñan un robot flexible que cambia de color

La agencia de proyectos de investigaciones avanzadas de defensa estadounidense elaboró el proyecto en conjunto con Harvard, y se inspiraron en calamares y pulpos para desarrollar los robots.

Investigadores de Harvard desarrollaron un pequeño autómata de silicona que se vale de controles hidráulicos para desplazarse y cambiar de color.

Estos robots se manejarían (idealmente, claro) como aquellos pulpos que reconocen los colores a su alrededor y cambian su camuflaje en consecuencia.

Desarrollados en conjunto con la agencia DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) estadounidense, se logró que estos robots hechos en base a silicona tengan un costo sensiblemente menor a lo que se podría pensar cuando nos referimos a un “robot“. Como aclaran en su página, “lo que DARPA ha logrado con robots de silicona es el desarrollo de un método de construcción de muy bajo costo, mediante la utilización de moldes”

En DARPA argumentan que la robótica interesa al gobierno por su posibilidad de aplicación en amplios rangos de misiones de defensa, pero que muchas veces está asociado a hardware muy complejo, que consecuentemente tiene altos costos. Estos costos se reducen sensiblemente usando material moldeado con espacios vacíos, a los cuales se les puede inyectar fluidos para modificar sus formas, colores e incluso su temperatura, mientras que posibilita también el traslado del robot.

Stephen Morin, uno de los integrantes de este programa (que ya lleva más de un año en desarrollo) por parte de Harvard, cuenta que se inspiraro en la naturaleza, “específicamente en organismos como pulpos o calamares, organismos blandos, con la idea de que ofrezcan ventajas en términos de manipulación, maniobrabilidad, fabricación y costos”. Además, por la simpleza de su construcción esta tecnología puede servir para el desarrollo de músculos prostéticos, o, aplicándose pigmentos fluorescentes, es posible usar a estos pequeñines en misiones de rescate, guiando a equipos por lugares intrincados.

Vía: TechCrunch

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