Supón que estás estudiando, compras un libro de texto para una materia, apruebas. El libro es bueno, pero no crees que vayas a consultarlo en el futuro, así que decides venderlo. Otro estudiante que va a cursar la misma materia lo compra. Es un libro usado, pero sirve igual. Es tu libro, lo vendes. Consigues algo de dinero.
El mundo digital y los libros usados
La compra y venta de usados es una forma de aliviar las finanzas de los estudiantes. Es un ejercicio que nadie ve de una forma negativa. Casi nadie. La editorial Pearson Plc ha puesto el ojo en el mercado de venta de usados.
La idea que tiene la compañía es asignarle a cada unidad de uno sus productos un token no reproducible para poder rastrear, a través de un sistema de blockchain, sus movimientos. El objetivo es obtener un ingreso en cada oportunidad que el objeto es revendido.
Andy Bird, CEO de la empresa, señala: “En el mundo analógico un libro de texto de Pearson se revende hasta unas 7 veces, y nosotros solo participamos en la primera venta. El cambio hacia el espacio digital reduce el mercado secundario, y la tecnología de blockchain y los NFTs nos permiten participar en cada venta de un item particular a lo largo de su vida”.
Blockchain: Es tuyo pero mío
Perder ventas porque las personas eligen comprar usados es malo, pero está dentro de las reglas de juego del mercado.
Es importante notar que no estamos hablando de copias piratas, sino de ejemplares legítimos que fueron adquiridos y por tanto son propiedad de un particular. Si pones a la venta un libro físico usado en Mercado Libre la editorial no puede exigirte una comisión.
Es de imaginar que los abogados de la editorial están trabajando en los cambios legales necesarios para este esquema de distribución. De otro modo, rastrear un bien privado y cobrar por algo que ya no es tuyo no parece posible.