Empecemos con lo más básico: Twitter es tan limitado y minimalista que apenas merece llamarse red, sólo nos deja intercambiar mensajes de texto de hasta 140 caracteres; para todo lo demás necesitamos decenas de servicios complementarios: acortadores de URL, Twitpic, YouTube, blogs donde subir textos más largos, etc. Facebook, por otro lado, es un servicio completo, nos permite subir álbumes de fotos, notas y videos, jugar, chatear, hacer videoconferencias y mucho más.
Sigamos con los números: según cifras de las propias empresas, Twitter logró arañar hace unos meses la marca de los 100 millones de usuarios activos, mientras que Facebook ya superó los 800 millones. Tal vez por ser tan minoritarios es que los twitteros son tan snobs, tipean “estoy en el baño” desde sus celulares como si le importara a alguien y están todo el tiempo midiéndose mutuamente el tamaño de su… tribu de seguidores. Los que tienen muchos followers, digamos más de 1.000, pasan a autodenominarse twitstars. A los que tienen pocos seguidores los califican con el despreciativo apodo de pocofollogüer. A las respuestas que reciben de sus seguidores, que no tienen su misma altura intelectual, las denominan mongoreplies. Para remarcar su sentido de pertenencia, les encanta usar un glosario críptico: arrobar, stalkear, recent, favear …
Javier Richarte, nuestro colaborador más facebookero, expone en pocas palabras el insoportable ego de esta deleznable tribu: “Los twitteros se jactan del desafío que es plasmar una idea en 140 caracteres… ¡Desafío es recibirse de neurocirujano o ser maestro de frontera, imberbes!”
Facebook por el contrario, es una red popular, cálida, donde compartimos nuestra vida con los demás sin mayores pretensiones. ¿Se preguntaron por qué los facebookeros nos mostramos en cientos de fotos y los twitteros no? La respuesta es obvia: ¡porque los facebookeros somos más lindos que los twitteros!
Como soy un periodista objetivo, para esta nota le pedí a un twitstar amigo, @capitanintriga, su opinión sobre Facebook; esto es todo lo que me pudo argumentar: “Qué se puede esperar de una red en la que se juega a criar mascotas, armar ciudades ficticias y darse toques?”
Desde acá les digo: ¡twitteros, no les tenemos miedo! Resolvamos esto al viejo estilo. El enfrentamiento debe ser en un sitio neutral a ambos bandos, amplio y desierto. ¡Ya lo tengo: Google+!
Miguel Lederkremer
Director Editorial
Revista USERS
Editorial publicada en USERS 249 – “El Nuevo Facebook”