La Casa Blanca ha presentado un proyecto para la creación de un impuesto del 30% sobre la electricidad consumida por las empresas de minado de criptomonedas. El objetivo, señalan los funcionarios, es compensar el impacto que la industria produce, tanto a nivel ambiental como en el aumento de los costos de energía.
La propuesta es conocida como impuesto DAME, por las siglas en inglés para energía del minado de bienes digitales.
El impuesto se impondría en etapas. El primer año el 10%, luego el 20% durante el segundo y un 30% a partir del tercero.
Contaminación y consumo de energía
La administración explica que el impacto ambiental afecta mayormente a los barrios de minorías y bajos ingresos. Por su parte el consumo de energía es volátil, provocando grandes aumentos en la demanda y por tanto los precios. Pero si una empresa de energía local invierte para compensar, corre el riesgo de que el día de mañana los mineros decidan reubicarse.
Cálculos de investigadores del The New York Times han establecido que las 34 operaciones más grandes de minado en los Estados Unidos consumen el equivalente a unos 3 millones de hogares.
Aún en los casos donde las mineras utilizan recursos renovables, esos recursos dejan de estar disponibles para otras actividades.
Una industria con pocos amigos
Detrás de la iniciativa existe, por supuesto, ciertas valoraciones. Existen otras industrias que consumen grandes cantidades de energía, pero el gobierno estima que en esos casos se produce un beneficio tanto para la economía local como la nacional.
Sin embargo, también es cierto que la industria de las criptomonedas no goza de la simpatía de muchos políticos en EEUU. Muchas de sus operaciones son vistas como riesgosas tanto para el público como para el sistema financiero.