El congreso de Estados Unidos tiene una comisión dedicada a examinar la relación entre dicho país y China en relación a la economía y la seguridad. Recientemente sus miembros han recomendado la creación de una iniciativa que actuaría de forma similar a la del Proyecto Manhattan dedicada al desarrollo de sistemas de inteligencia artificial que alcancen o superen la inteligencia humana.
Los legisladores creen que es necesario que el sector privado y el público colaboren para que puedan realizarse avances claves.
Temores e intereses
Detrás de la propuesta está el temor de que China consiga producir una inteligencia artificial general antes que Estados Unidos. Jacob Helberg, miembro de la comisión, señaló al respecto: “Hemos visto que a través de la historia los países que consiguen explotar primero los periodos de rápido cambio tecnológico pueden a menudo causar cambios en el balance del poder a nivel global. China se dirige rápidamente hacia la IAG”.
Un factor a considerar es que la propuesta es vista con agrado por las empresas del sector que llevan adelante proyectos muy demandantes tanto en términos de investigación como inversión en general. Algunas compañías, como es el caso de OpenAI, han insistido en la necesidad de que exista un mayor apoyo financiero por parte del estado.
La acción del estado podría ser un requisito inevitable para superar algunos límites de infraestructura que están más allá del accionar privado.
IAG antes que nadie
El Proyecto Manhattan supuso la unión de esfuerzos y la concentración de recursos para la producción de una bomba nuclear durante la segunda guerra mundial. Una de las motivaciones que empujo la iniciativa fue el temor a que Alemania consiguiera elaborar un artefacto similar antes de ser derrotada definitivamente.
Paralelos de la ficción
La producción de IA que terminan revelándose y atacando a la humanidad es un tema recurrente en la ciencia ficción. Este escenario en particular nos hace recordar al argumento del cuento No tengo boca y debo gritar, dado que es la necesidad de defenderse de las otras potencias la que fuerza a China, Estados Unidos y la Unión Soviética a crear las IAG. Y nada termina bien.