A menudo hemos hablado de las empresas que se dedican a fabricar malware de forma legal. En teoría estos productos son ofrecidos a los gobiernos para ser utilizados por las agencias de seguridad o espionaje dentro de los límites de la ley y respetando los derechos de los ciudadanos. En la práctica muchos de los sistemas comercializados terminan en manos de regímenes totalitarios que los emplean para controlar o perseguir a periodistas, minorías y disidentes políticos.
Este martes Estados Unidos ha anunciado sanciones contra Intellexa, una compañía dedicada a la comercialización de spyware, y varias de sus subsidiarias. Lo que es aún más notorio es que también ha decidido sancionar al fundador de Intellexa, Tal Dilian, y a una de sus ejecutivos, Sara Aleksandra Fayssal Hamou.
Motivo de las sanciones
El motivo del escarmiento ha sido el mal uso del software. Las autoridades han remarcado que existen límites claros para el desarrollo y uso responsable de este tipo de tecnología y que esos límites están relacionados con la protección de los derechos humanos y las libertades civiles en todo el mundo.
Según los funcionarios Dilian y Hamou, así como la compañía, son responsables del desarrollo de un spyware que fue utilizado para espiar a los ciudadanos de los Estados Unidos. Entre los afectados se encontraban periodistas, políticos y consultores.
Para sorpresa de nadie
Entre las empresas sancionadas se encuentra Intellexa Consortium, que incluye Intellexa S.A. una firma de desarrollo de spyware radicada en Grecia. Los productos de esta compañía a menudo se venden a países con regímenes totalitarios. Otras tantas compañías relacionadas y ubicadas en varios países de Europa también han sido afectadas.
Resultado
Las sanciones implican que las empresas de los Estados Unidos tienen prohibido operar con las empresas y personas mencionadas. Nada de transferencia o apoyo tecnológico, nada de servicios financieros.
