Tuvieron su presentación en sociedad en un lejano 2012 y pronto fueron postuladas como el más fresco y atrayente fetiche de la industria tecnológica. Pasaron por las manos de testers (en el marco del denominado “Programa de Exploradores”) y más tarde se abrieron paso en el mercado con un valor de US$1500. Sin embargo, las Google Glass nunca dejaron de ser un prototipo y a comienzos de este año la firma de Mountain View decidió hacer un impasse en el despliegue de este producto.
En declaraciones a Reuters, Astro Teller, jefe de Google X, la incubadora responsable del desarrollo de Google Glass y otros proyectos innovadores de la compañía, reconoció que fue un error generar tanta expectativa en un producto que nunca abandonó su condición conceptual, un mero prototipo que, al momento, no alcanzó su versión comercial final.
Se trata de un tiro directo a la estrategia comercial de la compañía y no al trabajo realizado en el proceso de investigación y desarrollo. Vale recordar que esta división de Google acostumbra trabajar en la sombras: de hecho, muchos definen a Google X como un laboratorio semi-secreto. Y, es sabido, el despliegue temprano de Google Glass no ha sido precisamente discreto.
No obstante, Teller admitió resposabilidades propias. “Hemos permitido, e incluso alentado demasiado la atención en el programa”, dijo.
Las declaraciones de Teller tuvieron lugar en las conferencias South by Southwest Interactive que tienen lugar en Austin. Su parlamento hizo foco en cómo su equipo ha aprendido buenas lecciones de errores cometidos en el pasado.