Tras una cadena de contratiempos, el Gran Colisionador de Hadrones llamado a hallar el bosón de Higgs, explorar la supersimetría, estudiar el misterio de la materia y la antimateria y recrear las condiciones que prevalecieron en el universo en las milésimas de segundo que sucedieron al Big Bang, reanudará su misión a media máquina en noviembre, después de una pausa de más de un año.
Al mismo tiempo, la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN) anunció que el año próximo el acelerador de partículas podría tener que parar nuevamente para concluir las reparaciones que le permitan funcionar con su máxima potencia, de modo que pueda operar a plena energía de 7 billones de voltios electrones, siete veces más que sus competidores en el resto del globo.
La máquina científica más grande del mundo costó 10.000 millones de dólares, sólo ha funcionado nueve días y todavía no ha hecho chocar una sola partícula subatómica, informó la agencia de noticias Associated Press.
El enorme instrumental en un túnel circular de 27 kilómetros debajo de la frontera suizo-francesa fue ensamblado por especialistas de muchos países, y 8.970 físicos aguardan ansiosamente que funcione, ya que pese a los gastos y dificultades que supone, miles de científicos en todo el mundo insisten en que es crucial para comprender el universo.
El CERN ha estado trabajando desde fines del año pasado para reparar los daños causados por una falla eléctrica. El inconveniente ocurrió nueve días después del espectacular comienzo el 10 de septiembre cuando se puso a prueba el acelerador enviando partículas subatómicas en el túnel.
Cincuenta y tres enormes imanes eléctricos tuvieron que ser limpiados y reparados. Toneladas de helio líquido superfrío se filtraron y hubo que limpiar un residuo en los tubos que deben estar impolutos. En el vacío creado en los tubos deben lanzarse haces de partículas subatómicas a velocidades cercanas a la de la luz.
Michio Kaku, profesor de física en la City University de Nueva York que es crítico de los gastos excesivos en los proyectos científicos ambiciosos, justifica el CERN como una inversión valedera.
“Los europeos y estadounidenses no están despilfarrando 10.000 millones de dólares en este tubo gigantesco para nada”, comentó Kaku. “Estamos explorando la vanguardia de la física y la cosmología porque queremos abrir una ventana a la creación, recrear un ápice del Génesis para descifrar algunos de los mayores secretos del universo“.
Respecto al accidente del año pasado, Kaku señaló que “probablemente se debió a error humano debido al apresuramiento en llevar a cabo el proyecto. Pero lo considero un contratiempo ocasional. Nos levantaremos y seguiremos adelante”, agregó.
El CERN también anticipó que las reparaciones y sistemas adicionales de seguridad costarán unos 37 millones de dólares a lo largo de varios años, cubierto por el presupuesto de la organización de 20 naciones.