El film y el concepto de “filmar“, asociados históricamente a la industria del cine, tienen los días contados. El punto es que en el marco económico actual, la digitalización del formato de grabación y distribución de películas será la única forma de llevar películas a las salas, lo que afectará principalmente a los cines más pequeños (la mayoría de los grandes complejos ya cambiaron de formato).
El “últimátum” lo puso Mark Christiansen, presidente de operaciones de Paramount Pictures, quien fue tajante al expresar que el mercado de rollos de películas no durará mucho tiempo, lo que hará que los cines que no se hayan cambiado al formato digital tengan dificultades para sobrevivir si no toman medidas en el corto plazo.
La decisión no pasa sólo por la industria cinematográfica, sino además por los fabricantes de esas cintas, como Agfa (que ya abandonó el negocio), Fujifilm (que ya no toma más encargos), y Kodak (que si bien sigue activa, está en proceso de quiebra).
A partir de la digitalización, las películas pasan a distribuirse en discos rígidos en vez de esos enormes rollos, que además de hacer más voluminosa y tediosa la tarea de proyección encarecen enormemente la reproducción del material.
Pero además de mayor practicidad, menor costo y mejor calidad audio/video, las distribuidoras encontraron en el formato digital una herramienta muy eficaz para combatir la piratería que muchas veces se origina desde las propias salas, ya que cada disco rígido con las películas llega encriptado y el desbloqueo se hace vía Internet directamente desde la distribuidora, para la cantidad de proyecciones que se quiera hacer. Todo absolutamente controlado para evitar “fugas”.
Ahora viene la parte complicada. Mientras que, como mencionamos, muchas de las grandes cadenas ya adaptaron sus salas al formato digital y para ellas esto es noticia vieja, quienes seguramente tendrán complicaciones a partir de esto serán los propietarios de las salas distribuidas en pequeñas ciudades, donde la concurrencia y los ingresos son muy inferiores comparados con los de las capitales, y más aún a partir de la influencia de la piratería.
Si bien digitalizar les permitiría ofrecer una experiencia bastante más interesante que quedarse en casa a ver una versión TS-Screener de la película (en el mejor de los casos), el punto es cómo se sostiene la inversión del cambio. Llamado urgente al INCAA para que de una vez por todas ponga en marcha un plan de incentivo para que las pequeñas salas puedan actualizarse sin morir en el intento.