En los últimos días el escándalo de las actividades de espionaje interno de la NSA (Agencia de seguridad Nacional) ha sido uno de los temas más importantes en los Estados Unidos. El organismo siempre se ha dedicado a este tipo de actividades, pero en teoría debía enfocarse en las amenazas externas y no en una actividad policial interna.
La NSA ha estado rastreando los metadatos de millones de usuarios con la colaboración de las compañías de telecomunicaciones. El tema resulta tan delicado que incluso Barack Obama, presidente de dicho país, ha tenido que aclarar que las conversaciones en sí nunca se han grabado.
Sin embargo, mientras una gran cantidad de estadounidenses están indignados por lo ocurrido no son pocos los que apoyan la medida. Según un estudio reciente el 56% de los encuestados manifestó estar de acuerdo con el programa de rastreo telefónico de la NSA. Fuera de este caso particular la tendencia es mucho más marcada.El 62% de la población cree que investigar las amenazas terroristas tiene mucha más importancia que evitar las intrusiones en la privacidad.
Curiosamente, cuando lo que se evalúa es el uso del e-mail existe una leve diferencia a favor de quienes creen que el gobierno no debería vigilar las cuentas (52% opina de esta manera). En general, los jóvenes son los que más se oponen a las actividades de vigilancia. Sin embargo, aún en el sector de 18 a 29 años, el nivel de aprobación es del 51%. Tiene una fuerte subida en el segmento de 30 a 49, con un 63% y alcanza el 68% entre los mayores de 65.
Por otra parte, se ha dado un cambio en los porcentajes de aprobación a las actividades de vigilancia según la afiliación política. En 2006, durante la administración de George Bush, el 53% de los republicanos y el 41% de los demócratas aprobaban el monitoreo de los e-mails. En 2013 el 45% de los republicanos y el 53% de los demócratas aprueban esta medida. Es decir, que la sensación de comodidad depende en mucho de quién este en el poder.
Fuentes: Techcrunch, Peoplepress