La firma alemana Volkswagen se enfrenta al escándalo más grande de su historia, luego de que la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos revelara que el fabricante de automóviles instaló durante 6 años un software en sus unidades diesel que manipulaba las emisiones de gas para pasar los controles de rigor.
Los bávaros admitieron la maniobra dos días después e iniciaron una investigación interna para descubrir el origen de esta trampa. Según las estimaciones hechas, serían 11 millones los vehículos en todo el mundo afectados por esta práctica.
Los modelos que incluían el soft son los Volkwagen Jetta (conocido en América del Sur como Bora), Beetle, Audi A3, Golf y Passat. Concretamente, es el periodo comprendido entre 2009 y 2015 donde se utilizó este sistema.
De acuerdo a las revelaciones hechas por la EPA, cuando una unidad VW pasaba por una inspección, el software instalado detectaba que estaba siendo puesto a prueba y reducía los valores de las emisiones modificando algunos parámetros del motor. El reconocimiento se realizaba tomando como referencia factores tales como la posición del volante, la velocidad, la presión barométrica y la duración de la operación. Una vez vuelto a la calle, el sistema se desactivaba, por lo que las emisiones aumentaban hasta 40 veces.
La reacción de los mercados bursátiles fue inmediata: en solo dos días las acciones de Volkwagen se desplomaron un 40%, arrastrando además a firmas como BMW, que tuvo una caída del 6,1%, o Daimler, que registraba una baja del 6,4%. Los problemas en el apartado financiero se agravan si se tiene en cuenta que por cada auto afectado en los Estados Unidos, la empresa puede recibir una multa de 37.500, lo que haría un total de 15.900 millones de dólares sólo en América del Norte. A esto hay que sumar los costos de revisión de los vehículos, los gastos en litigios legales y las posibles demandas que surjan de parte de clientes y accionistas.
Ante este panorama la empresa realizó un “profit warning” en la previsión de los beneficios del tercer trimestre. Para hacer frente al problema, VW apartó, en un principio, 7.250 millones de dólares.
“Nuestra compañía fue deshonesta con la EPA y el Comité de Recursos del Aire de California”, admitió Michael Horn, directo de Volkswagen en Estados Unidos, a lo que añadió “la cagamos completamente”.
Se espera que las acciones contra la compañía se endurezcan en los próximos días ya que Alemania, Italia, Corea del Sur y Francia se han sumado a los pedidos de investigación. En este sentido, la canciller alemana Angela Merkel se expresó sobre el escándalo, al reclamar “transparencia total” por parte del fabricante.