Ante el crecimiento de las criptomonedas los gobiernos han tomado varias posturas. De un modo general se puede decir que algunos las han prohibido, otros las han adoptado plenamente, algunos han implementado algunos controles y finalmente hay quienes avanzan a la regulación. Estados Unidos ha elegido esta última opción. Por ser una gran potencia a nivel económico es probable que influya en el ecosistema a nivel global y en las decisiones de otros países.
Mirada positiva
En términos generales el gobierno cree que existe un potencial benéfico en el sector. Desde la Secretaria de Comercio se ha valorado las posibilidades que ofrecen los valores digitales cuando están bien regulados, existe un sistema de competencia y ayudan a quienes no tienen acceso a otras herramientas financieras.
Mejor bajo control
A pesar de los dicho existen varias preocupaciones.
El gobierno federal ha instado a sus agencias a identificar puntos ciegos en la regulación en relación a las criptomonedas. La Comisión de Bolsa y Valores y la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos deberán establecer normativas para las actividades relacionadas. Uno de los objetivos es combatir el lavado de dinero y el fraude.
En particular, el Departamento del Tesoro reunirá a varios organismos para considerar, entre otros puntos, la posible creación de un banco central digital y un futuro dólar digital. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha señalado al respecto:
“La innovación es una de las marcas de un sistema financiero y una economía vibrantes, pero como hemos dolorosamente aprendido de la historia, la innovación sin una adecuada regulación puede resultar en disrupciones significantes que dañan el sistema financiero y a las personas”.
El Departamento de Justicia adelantó que creará la posición de coordinador para valores digitales. Unos 150 jueces federales encargados de investigar crímenes con valores digitales estarán bajo su supervisión.
Una cuestión de importancia
En términos generales lo que sucede con las criptomonedas y otros sistemas financieros digitales es que han crecido hasta merecer la atención de los gobiernos. La idea de que este nuevo espacio de la economía podía llegar a nuevos niveles sin una regulación encima es, por lo menos, ingenua.
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