La escasez de chips de los últimos años ha servido para recordarle a varios gobiernos la importancia estratégica de este componente en casi todas las industrias. Algunas, han sido más golpeadas que otras. La automotriz en particular se ha convertido en un ejemplo emblemático.
Durante mucho tiempo las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos y Europa se han conformado con obtener estos vitales componentes de proveedores en Asia. China en particular es un actor clave en este sentido. Pero China ha mostrado problemas para mantener la producción y los vínculos de algunas empresas con el gobierno se han convertido en un riesgo para la seguridad de otros países.
Una gran apuesta
Estados Unidos ha decidido que esta situación debe cambiar. Para tal fin se ha propuesto invertir unos USD 170 mil millones en un programa de 5 años para el desarrollo tecnológico en el área de los semiconductores. Del total más de USD 100 mil millones serán destinados a la investigación y unos USD 52 mil millones a subsidios.
Se espera que de unas 10 a 15 plantas de producción se construyan como consecuencia de esta iniciativa. Las instalaciones podrían tardar de 2 a 3 años en estar listas.
La inversión es importante y tenía que ser examinada por el congreso.
El miércoles el senado aprobó la ley, que consiguió apoyo tanto de legisladores republicanos como demócratas. Obtuvo 64 votos a favor y 33 en contra. El jueves la cámara de representantes ratificó la decisión. Una vez más, con votos de ambos partidos. Un relativamente cómodo 243 a 187 dejó todo listo para implementar este ambicioso proyecto conocido como Chips and Science Act.
Reacciones
Algunos legisladores han apuntado que normalmente no apoyarían el otorgamiento de subsidios, pero Europa y China llevan a cabo políticas similares. La embajada China en Estados Unidos expresó su oposición a la ley señalando que era parte de una mentalidad de suma cero propia de la guerra fría.
