La decisión no llega como una gran sorpresa, desde 2008 los países miembros de la Unión Europea han reservado ciertas frecuencias para las comunicaciones móviles en los aviones. Sin embargo, las conexiones han estado limitadas a vuelos de gran altitud y siempre se han interrumpido en los aterrizajes. Además el 5G no ha sido una opción válida.
Los peligros de la red 5G
Es importante señalar que las autoridades han pecado de prudentes. No hay registros de accidentes provocados por conexiones 5G. El problema con este tipo de conexión es que trabaja sobre un espectro (3.7 a 3.98 GHz) cercano al que utilizan los altímetros (4.2 a 4.4 GHz).
Por su parte, la Administración Federal de la Aviación de los Estados Unidos ha advertido que algunos altímetros podrían ser susceptibles a la interferencia de las conexiones 5G. Los altímetros funcionan midiendo los rebotes desde el suelo de sus señales. Si estas señales no llegan con claridad los sistemas pueden brindar datos erróneos.
Cabe destacar que la FAA también ha apuntado que la mayoría de las aeronaves no deberían tener problema alguno.
Visto bueno, pero con recaudos
La decisión de la Unión Europea parece apuntar que la diferencia en las frecuencias es suficiente para mantener los altímetros a salvo de cualquier interferencia de las redes 5G.
Sin embargo, como medida de prevención las conexiones ofrecidas estarán mediadas por picoceldas que mantendrán las frecuencias dentro de los 4.2 y 4.4 GHz.
Ahora bien, te puedes estar preguntando si tendrás que poner el teléfono en modo avión durante el aterrizaje. Al parece no, todo parece indicar que nunca fue necesario con ningún tipo de conexión.