El sistema de comunicación satelital Starlink ha demostrado ser una opción muy atractiva tanto para el acceso en zonas de menor cobertura como para el mercado en general. La solidez de su red es destacable. Sin embargo a menudo ha estado sujeta a los caprichos de su dueño, Elon Musk. Como cuando no quiso hacer enojar a Rusia y decidió no prestar servicio en ciertas regiones. Este y otros hechos no han pasado desapercibidos por las autoridades europeas.
La Agencia Espacial Europea ha firmado un contrato por unos EUR 10600 millones para la construcción de una nueva red satelital conocida como IRIS2. La Unión Europea pondrá unos EUR 6 mil millones, la agencia espacial 550 millones y el resto estará a cargo del sector privado.
La red
El primer lanzamiento se realizará en 2029. Poco menos que unos 300 satélites conformarán la red. Con ellos se espera brindar el servicio de GPS más exacto así como una gran capacidad de observación de nuestro planeta. También se proveerán servicios de conexión y comunicación, con una parte importante dedicada a opciones de emergencia, seguridad y manejo de crisis.
Mientras tanto
Todavía falta mucho tiempo para que comiencen a desplegarse los satélites, y más para que la red esté operativa. Esto le da a Starlink un importante margen de tiempo para instalarse en el viejo continente como la opción dominante. Sin embargo, es importante notar que Europa ya tiene constelaciones de satélites en funcionamiento (Copernicus y Galileo).
La situación también puede interpretarse como parte del conjunto de reacciones europeas ante el avance y dominio de las tecnológicas estadounidenses. Que no siempre se ajustan a las exigencias de los reguladores locales.