MAR, 26 / ABR / 2011

Opinión de un lector: Evolución al estilo Microsoft, IE 9 ya está entre nosotros

Oso Curioso nos cuenta las peripecias en las distintas versiones de Internet Explorer que ha instalado. Oso Curioso es uno de nuestros lectores más fieles y no dudó en sumarse a la convocatoria de RedUSERS para que ustedes escriban una columna y compartan sus experiencias, ideas y opiniones sobre La Guerra de los Browsers.

Los humanos tendemos a pensar que lo nuevo supera a lo viejo. Es un pensamiento muy simpático y si se quiere también es sumamente acertado: no es un desvarío caprichoso pues tal idea basa su premisa principal en la observación, prueba, error y evolución del entorno en el que habitamos.  Así ha sido siempre desde el principio de los tiempos y así continuará por los siglos de los siglos –amén.

Históricamente, estamos acostumbrados a percibir la evolución como un avance lineal que corre sin prisa ni pausa desde el punto A al punto B, y sin perjuicio de cuánto tiempo sea necesario siempre vemos resultados positivos. Sin embargo, a pesar de la evidencia palpable de esta regla universal, no sería del todo justo asegurar que dicha premisa se cumple en todos los aspectos que conocemos.

Por extraño que parezca, la evolución no necesariamente está presente en todos lados como lo sugiere el uso de la razón, sino que muchas veces toma caminos diferentes, esquivos o indecisos, que diezman las posibilidades que de ella devendrían. Es increíble que muchas ciencias o áreas consideradas “exactas” no estén exentas de este fatal error de Dios… pero sucede, mucho más seguido de lo que nos gustaría soportar. La informática, señores, es una de esas ciencias exactas que a veces se tropieza y se cae al suelo, junto con nuestras expectativas de evolución.

Podríamos ser malvados a propósito y mencionar algunos argumentos falaces que nos llevarían a conclusiones deliberadamente sesgadas, como por ejemplo, decir que venimos usando una barra de tareas y un botón inicio desde hace más de quince años. Cierto es que los felices borreguitos del mundo no–libre venimos comiendo del mismo pasto hace mucho tiempo, felices y contentos con nuestros impuros sistemas Windows.

¿Se ha avanzado en ese aspecto? No precisamente. ¿Y por qué? Pues por que en ese ejemplo preciso no hizo falta tocar nada: estuvo bien en un principio y así se quedó, para seguir estando bien. De esto se deduce que no siempre es deseable un cambio, no siempre se espera una mejora y definitivamente no sienta para nada bien una alteración de algo que en definitiva ya funcionaba correctamente.

La historia de Microsoft no es un campo de flores perfumadas de aciertos o ideas maravillosas de mentes desinteresadas sino todo lo contrario: es una línea borrosa llena de tachaduras, sacudones, correcciones, parches, actualizaciones, maldiciones, arrancones fúricos, caspa y profusión de canas verdes. Muchos se han salvado de este panorama saltando por la borda justo a tiempo y se han ido a vivir al polo sur con los pingüinos o al bosque a comer manzanas de oro lo cual me parece perfecto, ya que cada uno decide qué hacer con su vida informática; nosotros, los malos, nos hemos quedado de este lado del universo y mal que mal nos vimos forzados –por así decirlo– a tragarnos unos sapos no muy sabrosos que digamos, algunos perdonables y otros francamente incomprensibles.

Un poco de memoria nos remonta lejos en el aire y nos hace recordar la mala administración de drivers de Win98, las inestabilidades de WindowsME, la traumática actualización de hardware para poder correr Windows xP, Windows Vista y su lema “te vas a sorprender” (y vaya que así fue), y varias cositas más que de tanto en tanto disparaban una adorable pantalla azul de la muerte.  ¿Y todo a cambio de qué…? A cambio de ser el sistema operativo más fácil de usar de todos los que han existido hasta ahora.

Windows Seven supuso un respiro muy agradable y un merecido descanso después de haber sobrevivido a Vista y su cataratas de detalles insalvables; el último sistema de Microsoft realmente es muy eficaz, funcional, estable, bonito, su administración de recursos es muy superior a la de sus antepasados y ostenta una gran aceptación por parte de todos los que se han atrevido a dejar atrás al viejo y querido XP. Las mejoras introducidas han sido verdaderamente muy acertadas y, gracias a ello, en estos últimos años pasó algo inusitado que ninguno que nosotros esperaba para nada ni hubiera creído posible: nos acostumbramos de un modo casi insano a que todo funcionara bastante bien.


Navegar, surfear, bucear, o ahogarse

Según en qué contexto se esté hablando usar las palabras Internet Explorer puede sonar como un insulto, un agravio culposo y de hecho en ciertos países pueden llegar a cortarte la lengua. Todo USERS hecho y derecho está muy al tanto de la terrible mala fama de IE, la cual está perfectamente justificada: agujeros de seguridad tanto o más grandes que el de la capa de ozono, pésima administración de recursos, mínimas opciones de personalización, una estabilidad muy cuestionable y una desidia incomprensible en lo que a adopción de estándares se refiere.

IE siempre tiró todo para atrás y retuvo el avance de muchas tendencias y varias tecnologías que forzosamente debían ralentizar el paso, a fin de poder acoplarse debidamente al navegador de Microsoft que –a pesar de sus falencias– sigue siendo el navegador por defecto en el sistema de la mayoría de los usuarios que operan equipos basados en Windows. En el ámbito privado aún suelen haber algunos usuarios que se inclinan a favor del uso de IE: algunos lo hacen por costumbre, otros por “cabezadurismo”, otros por que no requieren grandes capacidades de personalización y otros simplemente por que no usan sus sistemas más que para checar su correo, Wikipedia, Facebook y basta. No los culpo, sobre todo después del advenimiento de IE8.

La octava versión del navegador de Microsoft quizás no sea la mejor de todas las opciones disponibles para un usuario promedio,  ni tampoco la más segura –como mienten sus propios carteles en su sitio oficial–,  pero aun así sigue siendo bastante útil para la gran mayoría de los usuarios no–exigentes. La combinación “Seven & IE8” hizo que muchas personas perdieran la vergüenza al hablar del tipo de navegadores que usaban y, en cierta forma, también hacía que se sintieran cómodos, contentos y felices con el desempeño general de la dupla: no todo era perfecto –como en el sur o en el bosque– pero servía y sigue sirviendo perfectamente.

Los usuarios de Windows & IE han sufrido mucho a través de los años con el tema de los parches, actualizaciones y soluciones retardadas en tiempo y forma pero siempre han alimentado una llama azul en forma de idea, una actitud optimista y un espíritu pseudo–psicótico que siempre firmó el pie de página de todos sus inconvenientes de software: “La próxima versión será mejor”… ¿y en qué se basa esa cuestionable y humeante aseveración? Obviamente, en la expectativa de evolución: IE6 fue mejor que IE5, IE7 fue mejor que IE6, IE8 fue mejor que IE7 y por supuesto, aplicando la falacia de transición IE9 es mejor que IE8; así de fácil, ¿verdad?

IE9 llegó al mundo en medio de fanfarrias, bombos, platillos y espejos de colores; las excelsas bondades de esta versión prometieron –una vez más– un cielo mágico lleno de vida, integración perfecta con el sistema operativo, una administración de recursos mejorada, una interfaz limpia y más amplia y por sobre todas las cosas una gestión de estándares completamente optimizada y acondicionada para los tiempos que corren; una verdadera belleza que estaría a la par de sus competidores directos y se convertiría de una vez por todas en una opción digna de considerar a la hora de navegar por la web.

Tantas promesas juntas y tantos halagos recibidos en la versión beta hicieron más que creíbles muchas de las ideas acerca de IE9, de modo que sólo era cuestión de esperar a la versión final para disfrutar por fin de un producto digno, sólido, poderoso, una pieza de software que ya no nos avergonzaría ante nuestros amigos ni despertaría cuestionamientos inútiles; de pronto apareció el globo de notificación en la bandeja del sistema dándonos las buenas nuevas: “Hay actualizaciones disponibles – Internet Explorer 9 para Windows Seven” y por supuesto, que dije que sí sin mostrar el menor ápice de duda: Actualizar.

 

La nueva forma de “ver” la web

Todo salió perfectamente: el lanzamiento de la instalación, aceptar, siguiente, siguiente, aceptar, aceptar, esperar, esperar, esperar, comerse las uñas, rascarse la cabeza, reiniciar, confirmar reinicio… nada fuera de lo normal.  Ya de nuevo dentro de Windows, me tiré de cabeza dentro del descolorido nuevo ícono de Internet Explorer que me llevó a la configuración inicial, un recorrido de rutina por páginas plagadas de bondades, agradecimientos y varias otras cosas fútiles que cerré apenas quisieron abrirse.

La impresión general no me conmovió demasiado ni me dejó boquiabierto como muchos otros aseguraron que sucedería; es más, el aspecto global de las ventanas y los textos de la páginas desplegadas lucían borrosos, con bordes difusos, desenfocados o barridos, nada serio, apenas lo suficiente como para que alguien con vista aguda los deteste (sí, con “s”). Unos segundos después tuve un rapto de viveza involuntaria y una pequeña luz estalló frente a mi cuestionable inteligencia, la cual me sugirió con mucha razón que la función Cleartype podría estar activada por defecto.

Para los despistados, Cleartype es una función de suavizado de textos en pantalla que supuestamente ayuda a que la lectura de los textos en monitores LCD sea óptima, disminuyendo el cansancio o fatiga ocular. Esta función –la cual dista mucho de ser una ayuda– no es nada que se haya inventado ahora y de hecho viene molestado a más de un usuario desde hace mucho tiempo. Lo que se supone es una asistencia para no resentirse después de horas de lectura no hace más que arruinar la definición de cualquier cosa que queramos delinear con la mirada, rompiendo el encanto de cualquier usuario detallista que se preocupe por la calidad de lo que observa.

De todas formas, no era nada de qué preocuparse ya que, según dictaba la lógica y la razón, bastaría sólo con desactivar la opción de Cleartype; simple y sencillo. Pero… ¿y dónde está la opción para desactivarlo? Oh, vaya… aquí no está,.. aquí tampoco, por aquí, a ver… rayos.. ¿Cómo se desactiva Cleartype en IE9? Bueno, “calma, calma, que no panda el cúnico” –decía el Chapulín Colorado–, de seguro el todopoderoso Google tiene la respuesta… a ver, .. buscar…. buscar, uh, auch, ups,.. rayos.. Grrrr… oh, demonios: todos tienen el mismo problema!

Después de picar y rebotar como en un pinball por casi treinta minutos caí por pura casualidad en un foro de ayuda de Microsoft. Usar las palabras “ayuda” y “Microsoft” juntas en la misma oración puede resultar hilarante para la mayoría de los que estén acostumbrados a los sistemas Windows, pero de todos modos no pude evitar reflejar mi indignación  y dejé un comentario que sonaba más a un reclamo que a una petición de auxilio. He aquí mi breve y jugoso intercambio de información con los amables “profesionales” del gigante del software:

 

De Oso Curioso a Microsoft Answers:

Se ve todo borroso; ¿Cómo rayos es posible que no exista una opción para desactivar Cleartype en IE9..? ¿En qué piensan cuando diseñan algo..?

 

De Microsoft Answers a Oso Curioso:

Hola, ¿podrías especificar un poco lo de que se te ve borroso? En qué páginas? Qué textos?

 

De Oso Curioso a Microsoft Answers:

Me refiero al uso de Cleartype en IE9.. todo luce difuminado, con textos de bordes suavizados y sin la “dureza” que debe ofrecer el corte perfecto de las fuentes en un LCD… de hecho, los que nos dedicamos a armar equipos y configurar unidades, una de las primeras cosas que hacemos después de instalar Windows es ir corriendo al panel de control y desactivar el suavizado de fuentes en pantalla, para que todos los textos se vean perfectamente duros, filosos y recortados, como le gustan a cualquiera que tenga un LCD promedio… sin ánimos de ofender, Cleartype es una solución a un problema que quizás no haya existido nunca…

El hecho es que en cualquier otro navegador –como Google Chrome por ejemplo– el suavizado de fuentes es nulo, y los textos se ven con la claridad del cristal, haciendo perfecta justicia con el mundo HD en el que vivimos. De hecho, IE8 posee un checkbox en las opciones de Multimedia que deshabilita la opción de usar Cleartype para HTML, la cual en IE9 no existe… ¿el navegador es usable..? Sí… es usable aun, pero no es lindo, no es atractivo, no luce como debería, se ve borroso, con las fuentes “corridas” como cuando uno activa el “desenfoque de movimiento” en un juego de carreras y ciertamente no es un defecto extremadamente notorio, pero resulta muy evidente para el usuario avanzado.

Más chocante aún es el hecho de que no pueda desactivarse y se haya asumido desde un principio que el Cleartype es una tecnología por default que todos aceptan. Error… bastará con buscar en Google acerca de este tema y las primeras entradas de seguro referirán inmediatamente a usuarios decepcionados que ruegan por poder usar IE9 al mismo nivel que Chrome, Firefox y demás opciones abiertas. Como dije en mi panel de Facebook: “Esta es la clase de estupideces que hace que Microsoft siempre se quede atrás”.

 

De Microsoft Answers a Oso Curioso:

¿Has utilizado el asistente de ClearType del sistema para configurarlo al gusto y preferencias visuales que deseas?

 

De Oso Curioso a Microsoft Answers:

Por favor no subestimen nuestro nivel de inteligencia; si quieren ser respetados, no nos traten como usuarios mediocres; el asistente de ClearType del sistema está completamente desactivado en el 99.9% de los equipos de aquellos que somos usuarios avanzados; Insisto, ClearType no sirve; dicho asistente y todas las demás configuraciones de fuentes, suavizado y escalado se encuentran desactivados para proveer el máximo de calidad visual en pantalla y aun así… IE9 sigue viéndose “feo”, con las letras difusas… hagan la prueba de ser sinceros y traten de no dar rodeos ante un evidente y estúpido problema de diseño.

 

De Microsoft Answers a Oso Curioso:

Estimado Oso Curioso: No subestimamos a los usuarios ni mucho menos, intentamos ayudarte a resolver el inconveniente que posees de la mejor manera posible, perdona si utilice algún procedimiento que te ofendiera pero podemos saber lo que sabe cada usuario o lo que a pesar de ser un usuario avanzado puede haberse pasado por alto en algún momento.

Internet Explorer 9 POR DISEÑO no es posible quitar configuraciones de ClearType. Para tí probablemente sea una desventaja importante y no podemos realizar ninguna acción más que regreses a una versión previa, utilices un navegador alternativo o bien llegar a algún tipo de configuración del sistema que permita que puedas visualizar correctamente el texto teniendo ClearType activado.

Si deseas asistencia al respecto con gusto intentaremos ayudarte de lo contrario entiendo que no quieras personalizar o determinar que puede estar sucediendo.

Particularmente no me sucede que el navegador sea complicado de visualizar o incluso el sistema teniendo ClearType activado aunque la percepción de lo que uno visualiza y el otro no es más complicado de diferenciar.

Saludos!

 

De Oso Curioso a Microsoft Answers:

Gracias; seguiré utilizando Google Chrome… quizás IE10 funcione mejor ..(^–^)..v

 

¿Evolución?

He venido utilizando Opera, Safari, Firefox, Internet Explorer y Google Chrome desde hace un buen tiempo y de todos ellos mi navegador predeterminado es la oferta de Google: veloz, sencillo, minimalista, robusto, estable, un buen producto digno de ser tenido en cuenta. IE solía ser mi “segunda opción”, pero ahora la diferencia de visualización es tan marcada que prácticamente ha quedado en desuso.

Detalles tan simples –y tontos– como estos hacen pensar y reflexionar en qué es lo que se entiende por evolución, avance, progreso o mejoras en el campo de la informática.
Hay cambios que sí son en extremo deseables y hay otros ajustes que no tienen la menor razón de ser lo que atenta directamente contra la experiencia de uso y la satisfacción del usuario final, amén de las razones que las provoquen –sean comerciales o técnicas– estas tonterías pesan mucho en la balanza e influyen sobre manera en la opinión de un user auténtico.

Un vistazo en Google acerca del tema revelará ceños fruncidos y caras largas por doquier, lo que muestra que, más allá de mis apreciaciones personales, existen también muchos otros entes que han visto exactamente lo mismo que yo y que también se han sentido defraudados. Sin embargo, aún después del claro sesgo negativo de esta nota, me permito recordarles que la situación actual es muy pero muy distinta a la de hace diez años atrás: hoy podemos elegir; en materia de navegadores tenemos un amplio abanico de opciones listas para usar a apenas dos clics de distancia, soluciones de software muy superiores en muchos aspectos al producto de Microsoft  y que verdaderamente están en constante evolución.

La actual “guerra de navegadores” no hace más que beneficiar al usuario trayéndole cada vez más y mejores aplicaciones, agregados, ampliaciones, extensiones y cuanta cosa se nos ocurra o necesitemos utilizar. Yo, por lo pronto, seguiré tranquilo, complacido y plenamente satisfecho navegando seguro con Google Chrome, mientras espero impaciente el milagro venidero de IE10.

¡Comparte esta noticia!