“En pijama, esperando para pagar una cuenta, o volviendo de un almuerzo de trabajo. Esas son algunas de las situaciones en las que se encontraron distintas personas dentro de los mapas de Google Street View”, señaló La Nación en un repaso relativo al reciente lanzamiento de esta plataforma en la Argentina, dando cuenta de la otra cara de aquella tecnología: la preocupación de algunos por la privacidad. La disponibilidad del célebre servicio que lleva el sello de la firma de Mountain View “llevó a miles de argentinos a buscar la fachada de su domicilio y, en esa búsqueda, se encontraron a sí mismos en distintas situaciones. Para la mayoría, es muy gracioso verse en los mapas, aunque hay algunos a los que no les causa tanta gracia y planean quejarse con la empresa”, agregó la mencionada publicación.
En este terreno, un caso resonante llega desde tierras canadienses. La justicia de aquel país ordenó que Google debe pagar 2250 dólares canadienses a una mujer que aparece en Street View. La demandante es María Pía Grillo, quien en 2009 buscó su casa en Street View; Grillo no halló solamente la fachada de su hogar, sino a ella misma sentada al frente, dejando al descubierto su escote. Si bien su rostro aparecía esfumado, acción que emprende Google y que consume largos meses de trabajo a la compañía tras la recolección de imágenes in situ, en la imagen había suficiente información como para identificarla, según señalan en Future Tense.
En 2011 Grillo demandó a Google por una suma de 45 mil dólares canadienses en concepto de “daños emocionales”. Según alegó, la divulgación de aquella imagen le había causado depresión y burlas por parte de sus compañeros de trabajo. Desde la compañía accedieron a desenfocar la imagen, aunque rechazaron la compensación de orden económico, señalando que Grillo se encontraba en un espacio público.
La imagen de la polémica puede ser consultada en Le Journal de Montréal.
No es la primera ocasión en la cual Google se enfrenta a demandas de esta especie vinculadas a Street View. Por mencionar uno entre los tantos casos, en 2010 una mujer japonesa había demandado a la empresa estadounidense por mostrar su ropa interior tendida en un balcón; en 2011 la justicia nipona rechazó aquella demanda.