El Consejo de Asesores Económicos, un grupos que brinda servicios a la presidencia de los Estados Unidos, ha publicado su reporte anual. En uno de sus capítulos el documento se refiere a los riesgos que suponen las criptomonedas. También se ocupa de evaluar los posibles beneficios para la economía y los ciudadanos.
Sobre los posibles beneficios para el sistema
En el reporte se consideran los señalamientos de los impulsores de las criptomonedas. La posibilidad de que estas sean un vehículo para las inversiones, una herramienta de pago efectiva y hagan que los sistemas relacionados operen de una forma más eficiente.
Estas afirmaciones son descartadas. En cambio se apunta que muchas criptomonedas no tienen valor fundamental alguno.
Sobre estos aspectos hay poco que comentar, en efecto, al menos hasta el momento el uso de las criptomonedas como medio de pago o inversión ha sido de marginal a insignificante. Si el potencial existe para algo mayor es cuestión de opiniones.
Sobre los posibles beneficios para el público
También se cuestiona la idea de que las monedas digitales impulsan la inclusión financiera y los beneficios de un sistema que permite saltear intermediarios financieros.
El informe señala que ninguno de esos beneficios ha sido observado. En cambio, se han acumulado numerosos casos de desastres en el sector. En la lista se incluyen Terra, BitConnect y FTX. A lo señalado se le agregan los casos de fraude.
Por otro lado, se observa que la aparición de nuevos sistemas de pago digital con mayor llegada a sectores postergados de la población haría menos necesaria la circulación de monedas digitales.
En general, podemos decir al respecto que no existen grandes impedimentos para la compra de criptomonedas, pero la gran mayoría está en posesión de muy pocas manos. Y estudios han apuntado que son los que más tienen los que se benefician con las subas y bajas en las cotizaciones.
Un espacio adecuado
Según el informe las criptomonedas podrían tener su lugar. Se las considera útiles para las entidades gubernamentales y las compañías privadas. Sin embargo, su uso masivo sigue viéndose como un riesgo para la estabilidad financiera.
