Durante la pandemia muchas personas comenzaron a trabajar desde sus casas. Esto impulsó la venta de computadoras personales. Otro factor que contribuyó a dicho momento fue el lanzamiento de Windows 11 y la necesidad de varias empresas y particulares de renovar sus equipos. Sin embargo, estos factores han ido perdiendo fuerza, y el mercado ha vuelto a contraerse tal y como lo viene haciendo desde hace más de una década.
Intel es una de las empresas más afectadas. La compañía sabía que los buenos tiempos serían breves. A mediados de año había advertido que la presión inflacionaria la iba a obligar a aumentar el precio de los chips. También había señalado que esperaba una reducción de USD 11 mil millones en sus ingresos.
Ajustando el cinturón, pero en expansión
Según Bloomberg Intel podría despedir a miles de empleados para reducir los costos y mejorar sus ganancias. Una disminución del 10% al 15% podría suponer un incremento de unos USD 25 mil millones.
Curiosamente la compañía no ha reducido sus operaciones durante los últimos años, sino que ha intentado expandirse. En 2017 compró la empresa dedicada al desarrollo de tecnología para vehículos autónomos, Mobileye. Lo que supuso una inversión de USD 15.300 millones. A principios de año adquirió Tower Semiconductor, una fábrica de chips con varias grandes compañías como clientes, por unos USD 5.400 millones. También tiene planeado la construcción de una fábrica en el estado de Ohio que supondría una inversión de unos USD 20 mil millones.
Otros mercados
Es importante notar que Intel no está en riesgo. La reducción de empleados, de concretarse, no estaría vinculada a una situación de emergencia. Simplemente se trata de ajustes destinados a reducir costos y aumentar los beneficios.
Por otro lado, el mercado de las PC sigue reduciéndose, pero la demanda de los chips no deja de aumentar dado que existen cada vez más dispositivos que los utilizan. Lo que explica que la empresa esté invirtiendo tanto en fábricas.