LUN, 10 / ENE / 2022

El James Webb debe enfriarse

El nuevo super telescopio espacial se ha desplegado con éxito. Dado que funciona captando luz infrarroja debe bajar su temperatura notablemente antes de capturar las primeras imágenes.

El telescopio James Webb ha completado su fase de despliegue. Aunque no había motivos para temer un inconveniente esta operación era crucial y cualquier problema podía suponer un gran dolor de cabeza. La pieza central del ingenio es el reflector, que el sábado se abrió con éxito. Durante el lanzamiento había estado plegado para facilitar su transporte.

El James Webb es un emprendimiento conjunto de la NASA, la agencia espacial europea y la canadiense. Su diseño y construcción llevó unos 30 años y tuvo un costo total de USD 10 mil millones. Este telescopio ha sido pensado como un reemplazo superador del Hubble.

No extraña que durante 2 semanas los nervios hayan sido enormes. Más aún teniendo en cuenta que este tipo de tareas de despliegue no son algo que se pueda practicar más allá de las simulaciones. Y en el caso del Webb se trata de un ingenio con dimensiones extraordinarias.

Telescopio en Cooldown

Todavía queda un paso más para estar completamente tranquilos, las primeras transmisiones de imágenes a la Tierra.

Antes de ponerlo a trabajar el telescopio debe enfriarse (hasta unos -230°C). Este requisito está vinculado a la forma en que opera, dado que fue pensado para captar la ondas de luz infrarrojas. Si el dispositivo no reduce su temperatura lo suficiente su propio calor actuará como un obstáculo para obtener las imágenes. Algo así como el equivalente a poner el dedo en la cámara de tu smartphone.

Si todo sale bien, los primeros registros deberían producirse en Junio de 2022.

El Hubble tiene un reemplazo listo

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