Como hemos señalado en más de una oportunidad la definición de la Inteligencia Artificial General no es algo sobre lo que haya un claro consenso. Algunos apuntan que debe ser un sistema capaz de mejorarse a sí mismo. Otros señalan que se trata de una IA capaz de superar a los seres humanos en la mayoría de las tareas. Un poco menos ambiciosa es la idea de que sea capaz de superar a los seres humanos en las tareas importantes. Y acá cada quién debe definir que es verdaderamente importante.
La definición pública
Hace poco salió el modelo O3 y mucha gente se apresuró a hablar de ella como una IAG. Pero lo curioso es que bajo la misma definición de OpenAI el modelo todavía está lejos del objetivo. La compañía mezcla algunas de las definiciones que hemos visto en el párrafo anterior.
Para OpenAI una IAG es un sistema autónomo que puede superar a los seres humanos en la mayoría de los trabajos con valor económico. Nada de lavar los platos o sacar el perro a pasear utilizando su cuerpo de robot.
La definición secreta
Curiosamente existe una definición más puntual que puede relacionarse con parte de lo ya dicho, pero no necesariamente todo. En 2023 OpenAI y su principal inversoras, Microsoft, se pusieron de acuerdo sobre en que punto considerarían que una IA ha alcanzado el nivel general.
Una IAG, sostiene este acuerdo, es un sistema capaz de generar unos USD 100 mil millones en ganancias. El dato surge de unos documentos obtenidos por el medio The Information.
Actualmente OpenAI no hace más que perder dinero, y a una velocidad alarmante. Entre 2023 y 20238 podría acumular unos 44 mil millones en pérdidas. La sostiene el sueño de una revolución tecnológica que en parte ya ha asomado.
En otras palabras, la IAG es siempre aquello que más le convenga y le importe a quien le preguntes.
Para ser justos, en un contrato comercial no tiene sentido establecer condiciones técnicas. Lo que importa es lo que ofrezca el producto.
