El coloso de Internet habría sugerido a los autores cuyos libros fueron escaneados ilegalmente que acepten una propuesta para legalizar la situación cobrando una indemnización y autorizando la explotación futura de su material: Guillermo Schavelzon, uno de los editores más importantes de habla hispana, respondió con una carta punzante.
Antes de transcribirles el material, nos interesaría hacer una breve introducción al conflicto. El punto neurálgico de la controversia se llama Google Books, un servicio del buscador que aún está en fase beta y que consiste en un catálogo bibliográfico virtual creado con la intención de que se puedan localizar, a través de Internet, libros publicados alrededor de todo el mundo.
Este proyecto recién pudo comenzar a caminar luego de lo que se conoció como Acuerdo Google: un convenio en el cual se decidió que los autores, a quienes les digitalizaron sus obras sin aviso, sean compensados con 60 dólares por libro, y se estableció que el 63% de los beneficios serán para los titulares de los derechos editoriales y el 37% para Google.
Pero claro, no todos los editores están de acuerdo con aceptar esta propuesta, y Guillermo Schavelzon (n. del R. uno de los agentes literarios más prestigiosos en lengua castellana. Fundó su propia agencia en Buenos Aires y posteriormente se trasladó a Barcelona. Antes de trabajar como agente literario y representar a gran diversidad de autores, fue editor y director de la Editorial Alfaguara y de Ediciones El País en Madrid, del grupo Planeta en Argentina, y en México de la Editorial Nueva Imagen. En el año 1986 dirigió y fundó el Centro de Promoción del libro Mexicano) es uno de ellos.
Pero lo más grave es que el problema no es viejo, pues lo mismo ocurre con YouTube y la industria musical: éstos últimos aseguran que el éxito y expansión que tuvo el portal de videos de Google, donde muchos usuarios subieron contenidos sin pagar derechos de autor, se tradujo en una terrible tragedia para su industria.
En respuesta al Acuerdo Google, Schavelzon escribió una carta dirigida a todos los autores en general en donde detalló su postura frente a la situación y compartió su filosofía con respecto al negocio que el coloso de Internet y las grandes compañías que impulsan el mercado de los libros electrónicos, están armando.
Ahora sí, transcribimos el material, que les puede resultar algo extenso, pero aseguramos que es realmente interesante.
Esperamos sus comentarios.
A los autores de la agencia
Queridas amigas y amigos,
GOOGLE, EL PROBLEMA DEL LIBRO ELECTRÓNICO Y LOS CONTENIDOS
En las últimas semanas hemos recibido muchas consultas sobre los mensajes que Google, a través de organismos de recaudación y agentes literarios, ha enviado proponiendo que los autores cuyos libros han sido escaneados ilegalmente por ellos, acepten o rechacen una propuesta para legalizar la situación, cobrando una indemnización y autorizando la explotación futura de sus libros.
Esta carta tiene por objetivo explicar nuestra posición como agencia literaria, que es compartida con las 22 agencias literarias asociadas en ADAL (Asociación de Agencias Literarias de España).
Cuando se inició la gran campaña mediática sobre “el aporte cultural” de Google al futuro acceso a los libros, mediante el escaneo de millones de títulos por acuerdo con las principales bibliotecas del mundo, todos sentimos que algo se nos estaba escapando, aunque no comprendíamos bien qué. Ahora sabemos que fue una campaña confusa, que logró hacernos dudar de nuestra capacidad de comprensión. Lo Google fue una acción contraria a todas las leyes internacionales de propiedad intelectual.
Hace unos meses, la justicia estadounidense declaró ilegal la acción, ante una demanda de la Asociación de Editores de ese país. En una audiencia de conciliación, Google ofreció una indemnización de 130 millones de dólares para los autores damnificados, y el juez le ha otorgado unos meses para obtener la aprobación de los damnificados.
Google ofrece dos opciones: aceptar la indemnización y otorgar el derecho a explotar en el futuro la venta de esos libros, o excluirse de ese acuerdo. Quien acepte, recibirá como indemnización una suma de alrededor de alrededor de 58 dólares por autor. Quien se excluya no cobrará la indemnización, y Google retirará la obra de su catálogo.
Quien acepte, recién tendrá una oportunidad de “salirse” del acuerdo en 2011. Quien se excluya, no pierde ningún derecho a negociar posteriormente con Google, si así lo deseara.
Las ediciones escaneadas y catalogadas por Google son una vergüenza: al desconocer lo que es “un editor”, han escaneado las obras que estaban en las bibliotecas, muchas son antiguas ediciones hoy retiradas de circulación, revisadas y/o retraducidas, muchas poco legibles, y obviamente sin consideración de la opinión del autor ni del editor. Ha sido un proceso masivo y automatizado, a cargo de técnicos informáticos sin formación ni asesoramiento editorial.
En realidad lo que está en juego detrás de esto, es otra cosa: el futuro del libro electrónico, que depende de quién impondrá finalmente el dispositivo para la lectura de libros digitales.
Lo de la gran biblioteca de Google ha sido un “globo sonda”, una forma muy ejecutiva de evaluar el costo real de los contenidos editoriales, que en un futuro serán necesarios para dotar de contenidos a lo que hoy es la lucha central en las grandes multinacionales informáticas: el dispositivo.
La proliferación de informaciones sobre el libro de electrónico trasmiten una confusión, que es fundamental diferenciar: una cosa es el dispositivo de lectura, y otra los contenidos a leer.
Asistimos a una pelea entre titanes: Microsof, Sony, Phillips, Amazon, Google y alguno más. A ellos, se acaban de incorporar los fabricantes de teléfonos celulares: Nokia, Apple, etc. Falta mucho por decir. Para muestra, esta reciente declaración de Steve Jobs, patrón de Apple: “¿Para qué comprar un Kindle [dispositivo de lectura exclusivo de Amazon], si con el iPhone se puede leer cualquier libro”.
En esta competencia que requiere enormes recursos económicos y capacidad de desarrollo, ningún autor, agente literario o editor, por más grande que sea, tiene nada que hacer. En cambio, cuando un dispositivo se haya impuesto, por sus características y precio, y antes de se comercialice en forma masiva, se necesitarán contenidos. Una vez que al cliente le hayan vendido el aparatito, este querrá tener contenidos para leer. El dispositivo se comprará una vez, pero los contenidos se comprarán muchas veces. En unos años, probablemente será como es hoy con las impresoras, que cada día son más baratas porque el negocio es vender luego los cartuchos de tinta.
El área de los contenidos no le interesa a los gigantes informáticos, porque el proceso de creación y edición no es algo “automatizable”, por lo tanto para ellos no es estratégico.
En cambio para los escritores, sus agentes y sus editores, el contenido es lo fundamental. Nada es más “estratégico” en la actividad editorial que la obra del autor.
Los desarrolladores de la tecnología dicen que les falta unos tres años más para tener un dispositivo funcional y a buen precio. Quien gane esa carrera, nos tendrá que comprar contenidos, ya que sin ellos el dispositivo de lectura de poco servirá.
Las agencias literarias también creemos que, todo lo que tiene que ver con el libro electrónico, conviene analizarlo junto con los editores, quienes desde siempre, y por mucho tiempo más, serán quienes publiquen a nuestros autores en el soporte tradicional. Por esa razón no estamos de acuerdo en ceder derechos electrónicos a nadie, hasta saber quién y cómo los va explotar.
Toda cesión que se haga en este momento, cualquier editorial electrónica que se forme de manera doméstica –aunque tecnológicamente sea posible-, no tiene futuro, solo servirá para crear más intermediario en la venta de este tipo de derechos.
En cuanto a la situación con Google, al día de hoy no hay un listado completo de todas las obras escaneadas por Google, no lo saben, lo tendrán recién en agosto, pero hay listados parciales que son de terror: están todas las obras de la mayoría de los autores de esta agencia, algunas de ellas en más de una versión, incluso las que ya no tienen derechos vigentes o están fuera de circulación. Hay amplia información disponible en http://www.googlebooksettlement.com/r/home. También nos pueden pedir copia de esos listados para no tener que registrarse en Google.
Es curioso el mecanismo inverso que ha aceptado la justicia, pero quien no esté de acuerdo con la propuesta de continuar en Google, debe excluirse explícitamente, la no respuesta se considera aceptación.
Aunque nuestra opinión como agencia es clara, los derechos de las obras no son de la agencia, sino de su autor. Por lo tanto aceptaremos lo que cada uno nos indique en cuanto a permanecer e incluirse, o excluirse del acuerdo con Google. Para ello necesitamos que se nos informen la decisión lo antes posible. Para la agencia será un trabajo enorme, pero lo tenemos que afrontar, y no hay demasiado tiempo.
Finalmente, una reflexión personal sobre el futuro del libro y sobre el libro electrónico, ese tema con tanto “glamour” mediático. Estoy convencido que el libro electrónico afectará especialmente al sector editorial de la enseñanza. Dentro de diez años, algo menos quizás, será más barato un terminal para cada estudiante, que un pupitre de madera. Los estados ahorrarán gastos en educación, tendrá que pagar menos maestros, y lograrán unificar criterios educativos. Los organismos mundiales financiarán esta operación, que será la próxima gran revolución educativa, y sin dudas una caída más del nivel cultural de la población.
No pretendo disminuir la importancia de las herramientas que la tecnología nos ofrece, pero creo que no tenemos que dejarnos avasallar por ella, ni por su ritmo, ni por su capacidad de presión mediática. No creo que el libro de ficción, el libro práctico, la novela, el ensayo, el libro de arte, el infantil, se vean afectados por el libro electrónico. Este no surge por demanda de la sociedad, sino por presión de los fabricantes. Si el mundo de los próximos años, como pareciera, será un mundo sin consumidores, los problemas más urgentes para el libro serán otros. Recordemos que cuando se inventó la imprenta, los escribas estaban convencidos –de buena fe- que el fin del libro había llegado. Y aquí estamos, quinientos años después.
Un saludo cordial,
Willie Schavelzon
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Digitalicen todo, me parece perfecto, que legalicen esta forma de ver los libros, es mas fácil de buscar, comprender un texto y demás, GOOGLE lo más, que arrase con todo! 😉
el que maquino esta idea con seguridad ya no trabaja mas en google, esto hace ver a la empresa como un conglomerado de abusadores que piensan que la ley la hacen ellos acorde a sus acciones, y quisiera creer que no es asi. El dispositivo que amazon vende desde hace ya unos años es muy util siempre y cuando estes en USA ya que depende de suscripciones de periodicos, revistas, ademas se pueden comprar los libros digitales (los que ya vienen digitalizados desde el editor) y llevarlos donde uno quiera, pero la diferencia es que en el dispositivo de Amazon (kidle) si o si tienes que pagar el costo del libro y no puedes acceder a cualquier titulo, si el libro no ha sido digitalizado legalmente NO SE LO PUEDE DIGITALIZAR… asi de facil… la ley se cumple… no se negocia…
JorgeGarcia. Es preferible pedir perdon que permiso 🙂
De cualquier manera, el servicio sigue siendo bastante deplorable. Creo que parte de lo que dice el autor de la carta es totalmente valido. Copias escaneadas? Esa es la forma facil de hacerse con un gran banco de documentos y luego querer ganar de ahí.
Que soberbia, de prepo te copian un libro y despues tenes que arreglar?? esto no es un tema de editoriales solamente, estan pisando los derechos de los autores.
VERGONZOZO de parte de Google. Yo no pienso usar ni uso de sus servicios, con estas politicas autoritarias.
Si eso a los que se los digitalizaron sin permiso previo, que pasara de prosperar esto, cuanto les van a pagar?
jht: dice la nota “un convenio en el cual se decidió que los autores, a quienes les digitalizaron sus obras sin aviso, sean compensados con 60 dólares por libro, y se estableció que el 63% de los beneficios serán para los titulares de los derechos editoriales y el 37% para Google.”
Además, me parece un tanto erroneo el punto de vista de Schavelzon. ¿Se trata esto de una guerra de dispositivos? En todo caso, guerra de formatos ya que un e-book no solo se lee en un dispositivo o un celular, sino también en cualquier notebook, netbook, en medios impresos o algún programa que te los lea.
Es cierto gustavo muchas de las ventajas son ciertas, pero el problema son los derechos de autor, si no lei mal lo que se le paga a cada autor es muy poco, deberia pagarsele por copia de libro bajada, porque sino no va a tener sentido que un tipo se pele para escribir algo gratis y compartir el conocimiento y experiencia que tanto le costo a el con todos sin ganar un peso, y eso hasta que no se regule no va a funcionar y van a piratear pasando lo que vos mismo auguras , la baja de la calidad de las publicaciones, cualquier tipo va a publicar cualquier cosa total…
Muy interesante artículo. Varios aspectos a considerar:
Se nota claramente que quien escribe la nota es un editor que ve peligrar su industria. Creo que el camino hacia el libro electrónico es inevitable.
Si bien habrá espacio para los libros impresos, los electrónicos tienen muchísimas ventajas:
– Posibilidad de realizar búsquedas de términos en millones de libros como si estuviesemos buscando en páginas webs.
– La inmediatez en obtener los libros que se buscan.
– La comodidad de llevar miles de libros en el espacio que solo ocuparía uno.
– La baja en los costos (ya que no habría impresión).
– La reducción del uso del papel y la tala de árboles (como ya mencionaron).
Por otro lado creo que la parte del artículo que habla de la guerra de los grandes por imponer un producto e-book no es lo preocupante ya que pienso que pueden convivir varias marcas así como hay centenares de monitores, notebooks, etc.
Un tema importante es la piratería, si bien los libros se compran y los autores recibirían un dinero por ellos, no faltará mucho para que empiecen a circular copias y se puedan bajar por p2p u otras páginas piratas haciendo peligrar a la industria tal como sucedió con las discográficas.
Si bien la industria se democratiza porque eventualmente cualquiera tendría la posibilidad de comercializar su propio libro, esto, con el tiempo, puede traducirse en una baja en la calidad de las publicaciones tal como ocurrió con los blogs donde se puede encontrar de todo: cosas buenas pero también muchas cosas muy malas.
Creo que las editoriales y librerías tendrían que mirar que hicieron algunos fabricantes y vendedores de máquinas de escribir que ahora se dedican a las computadoras.
Quizá el futuro los encuentre vendiendo e-books y no faltarán las ebootecas mezclas de cybercafés con bibliotecas.
Creo que lo unico que es un sacrilegio digitalizar es un libro, sinceramente prefiero absolutamente un libro de papel, pero deberian pagar mejor a los autores si quieren digitalizar, ellos sacan millones con el contenido escrito por otro, y encima le deben meter publicidad a los sitios, por lo cual mas guita, y le pagan dos mangos a los autores, en esta no estoy de acuerdo con Google para nada, me parece hasta repudiable, al que quiere celeste que le cueste, asi que Google poniendo estaba la gansa o no robes.
Aquí tengo varias opiniones… por un lado, no creo que el libro en formato tradicional vaya a desaparecer, ya que aún el libro electrónico no es para todos, y no es igual de cómodo leer acostado con el libro en la panza que colocar allí la notebook (leer un PDF en una netbook es un dolor de ojos) o un lector especializado… además, de llevarlo en un colectivo o tren, ni hablar… Por otro lado, como escritor, creo que si tu obra figura en la base de datos de Google, tiene una posibilidad mayor de alcanzar otros mercados, pues te pueden pedir tu material desde otros países, donde si no sos un bestseller, no llegarías… Además está el hecho que al ser electrónicos, no consumen papel ni tinta impresa, contribuyendo con un granito a mantener los árboles y ellos, el aire puro…. pero si los vas a imprimir en A4, es lo mismo que nada… en todo caso si se va a mermar el trabajo en las editoriales, a la antigua usanza, por eso ya hay varias editoriales, del tipo pymes, que publican vía web e imprimen a pedido… pues imprimir un tirada de 10.000 ejemplares, de los cuales sólo se vendan 1.000 (ha pasado y seguirá pasando) no es negocio para nadie… me parece que el negocio editorial debe modernizarse y adoptar nuevos modelos de trabajo y de negocio, y si un título está en un megabuscador (Google o el que fuera la estrella de turno), tiene más posibilidades que si está juntando polvo en una boblioteca o librería escondida…
Saludos, MB
mas alla de lo q digan una u otra parte, las personas en vez de imprimir libros, van a preferir comprarlos ya que de antemano saben el contenido y porsupuesto no se compara en nada un librio bien impreso y en tapa dura que un libro impreso en A4 con anillado y tapas acrilicas, con ese criterio, las editoriales tienen que hacerles juicios a todas las fotocopiadoras que de una u otra manera estando cerca de una escuela o en una universidad, fotocopian libros enteros, por la mitad o menos de precio que uno original…
Esto es nada mas y nada menos que otra tajada para sacar plata facil…
Saludos
Era de esperarse el berrinche de la industria editorial por el e-book: van a perder el monopolio.
Ahora los autores van a poder publicar y vender sus libros sin intermediarios.