Según un reporte de The Guardian, la National Security Agency ha tenido la costumbre de interceptar cargamentos de equipos de redes fabricados en norteamérica y destinados a mercados internacionales, y les ha añadido “entradas traseras” para facilitar el acceso.
La fuente que cita el diario británico es un documento de junio de 2010, parte de la masiva publicación llevada adelante por Edward Snowden, el cual pertenecería al director del grupo Access and Target Development de la NSA.
Según el reporte, la NSA interceptaba los cargamentos (o directamente los recibía), y les implanta herramientas de acceso remoto, para luego devolverlos a sus cajas con sello de fábrica y enviarlos a sus respectivos destinos.
Una vez que estos equipos son conectados a internet, entonces se comunican con los servidores centrales de la NSA, ganando de esta forma la agencia acceso total a la red y a sus usuarios. El reporte pertenece a Glenn Greenwald, y su publicación coincide con la salida al mercado de su libro sobre el tema No Place to Hide: Edward Snowden, the NSA, and the U.S. Surveillance State.
Como se indica en el artículo, los cargamentos de las firmas son “recibidos o interceptados”, lo que implicaría el posible conocimiento de algunos proveedores de tecnología de las maniobras de la NSA. Esta posible complicidad por parte de las empresas ha levantado muchas sospechas y críticas.
Asimismo, no queda claro con qué asiduidad la agencia utilizaba este sistema, que en realidad parece bastante complicado a la luz de las usuales prácticas de espionaje. En este sentido, el mismo Snowden supo mencionar que los hacks de la NSA eran casi siempre a mayor escala: “hackeábamos los backbones (conexiones troncales), lo que nos daba acceso a las comunicaciones de cientos de miles de computadoras“, decía Snowden, lo que les ahorraba la necesidad de hacerlo una por una.
Por otra parte, de ser ciertas las implicancias de este último reporte, también dejan muy mal paradas a las agencias norteamericanas como la CIA, que en repetidas ocasiones durante el año pasado acusó a fabricantes chinos como Huawei o ZTE de realizar tareas de espionaje para el Beijing mediante sus productos para redes. Aunque no es novedad que una potencia espíe a la otra, claro está.
Vía: DarkReading, TheGuardian