Un estudio publicado en Scientific Reports da cuenta del examen de los cerebros de 30 astronautas antes y después de viajar al espacio exterior. Como consecuencia de las observaciones realizadas se ha recomendado un periodo de descanso entre misiones de unos 3 años.
Los investigadores descubrieron que los ventrículos que contienen el líquido cerebro espinal se expandían de un 11% a un 25% luego de unos 6 meses en un ambiente de microgravedad.
La expansión podría continuar aún pasado este periodo de tiempo. La buena noticia es que los cambios no son exponenciales, por lo que en teoría sería posible realizar misiones de un mayor tiempo de duración sin grandes riesgos.
Mecanismo de compensación
Durante la investigación se observó que varios líquidos del cerebro se movían con menos libertad en los cerebros de los astronautas que habían pasado un mayor tiempo en el espacio. Esto llevó a considerar la posibilidad de que la expansión ventricular fuera un mecanismo de compensación.
El estudio mostró que una recuperación completa requiere unos 3 años. Sin embargo, los investigadores han advertido que todavía se desconocen los efectos a largo plazo en la salud y la conducta de los astronautas.
El efecto señalado se suma a otras consecuencias de los viajes espaciales descubiertas por trabajos anteriores. Tales como un desplazamiento del cerebro hacia arriba.