Si eres un aficionado a los videojuegos conoces como funcionan los sistemas de micro transacciones. Obtienes un producto y si quieres disfrutar de ciertas mejoras debes pagar un extra. En los peores casos algunas de esas mejoras eran antes opciones de la versión gratuita del juego. Algo similar está ocurriendo en el mundo de los automóviles.
Menos rápido, más costoso
Mercedes ha comenzado a ofrecer un aumento en la potencia del motor de un 20-24% para los Mercedes-EQ EQE y EQS. Para conseguir esto el cliente debe pagar una suscripción de unos USD 1200 al año.
La compañía no cambia ningún componente, ni envía un técnico a la casa del usuario para mejorar el funcionamiento del vehículo. Todo lo necesario para conseguir la mejora ya está ahí. Lo que deja como única conclusión que el rendimiento de los modelos ha sido limitado con la única intención de vender luego la mejora.
El caso del asiento caliente
En Julio les contamos sobre un esquema similar que estaba implementando BMW para algunos de sus modelos. CoonectDrive le permitía a la compañía ofrecer opciones adicionales a sus clientes, muchas de ellas vinculadas al software y servicios online.
En algunos casos la alternativa era más polémica. Muchos vehículos tenían un sistema de calentamiento para los asientos que estaba bloqueado por software. El usuario tenía que pagar para poder acceder a él.
BMW ofrece un sistema de calefacción para los asientos por suscripción
En este caso podría argumentarse que el valor original del auto no incluía este sistema y que solo se instalaba a priori, a riesgo de la compañía, por si el usuario quería luego incorporarlo.
Lo ocurrido con Mercedes demuestra que la práctica tiene como objetivo principal obtener mayores ganancias con el mismo esfuerzo y perjudica a los consumidores.