Este martes Microsoft ha informado que abandonará su posición como observador en la mesa ejecutiva de OpenAI. La compañía argumenta que se han producido grandes avances durante los últimos meses y por dicha razón su participación a dicho nivel ya no es necesaria.
El rol de Microsoft y Sam Altman
Como observador Microsoft no tenía la posibilidad de votar en las decisiones de OpenAI. Pero siendo su principal inversor no hay dudas de que su opinión llevaba un peso notable. Y es fácil imaginar que aún la tiene. La compañía destaca que el rol de observador le brindó una visión destacada sobre la actividad de la mesa sin comprometer su independencia.
La llegada a la mesa por parte de Microsoft coincide con la vuelta de Sam Altman al puesto de CEO, luego de que la mesa anterior lo despidiera. Microsoft se mostró muy activa durante ese periodo y hasta estuvo dispuesta a absorber a todos los equipos y ejecutivos claves. Finalmente, con el retorno del fundador mucho de eso quedó en la nada.
Razones de una silla vacía
Ahora que todo parece estar en orden Microsoft ha dado un paso al costado. En parte parece que efectivamente su presencia ya no es necesaria. Pero es posible que este no sea el único motivo. El papel que la empresa juega en la industria está siendo examinado.
En junio los reguladores europeos señalaron que examinarían la relación de las dos empresas. Algo similar fue expresado por sus pares estadounidenses y británicos. La sospecha es que Microsoft podría estar incurriendo en prácticas anti competitivas por el nivel de influencia que ejerce sobre OpenAI.
Cuando Microsoft habla de que no comprometió la independencia de la mesa de OpenAI intenta minimizar su influencia. El problema es que los hechos tienden a mostrar que su voz e intereses tienen mucho peso.
