En los últimos años, pandemia mediante, el teletrabajo ha recibido un gran impulso. Mucha gente ha descubierto que no necesitaba estar en una oficina para hacer bien su trabajo. Algunos gerentes y empresas han aceptado la nueva realidad como un cambio definitivo y se han decidido a aprovechar sus beneficios. Pero también hay empresas que han querido volver el tiempo atrás o no saben manejar los nuevos esquemas adecuadamente.
Chetu es una empresa de desarrollo de Software con sede en el estado de Florida, Estados Unidos. Tiene empleados que trabajan de forma remota en varios países.
Hace un tiempo le exigió a uno de ellos que tuviera su cámara web habilitada en todo momento como parte de un programa de entrenamiento conocido como Corrective Action Program. El motivo de esta exigencia, como el lector se podrá imaginar, era tener una mayor capacidad de control sobre la actividad del empleado.
Vigilar y despedir
El empleado ya tenía activada la función para compartir la pantalla de su computadora. Ante la nueva exigencia respondió que no se sentía cómodo con esa práctica, a la que veía como una invasión a su privacidad.
Dos días después de negarse, el 26 de agosto, la empresa lo despidió argumentando insubordinación y que se había negado a trabajar.
Despido injustificado
El afectado reside en Diessen, un pueblo de los Países Bajos y decidió llevar su caso a la corte. La situación quedó en manos de un tribunal perteneciente al municipio de Tilburg.
Recientemente el juez a cargo determinó que su despido había sido injustificado. La empresa no había logrado argumentar razones suficientemente claras para su decisión. No había elementos que sostuvieran la idea de que se había negado a trabajar. El magistrado apuntó que el monitoreo por cámara unas 8 horas al días es una medida desproporcionada. También señaló que suponía una intrusión en la vida privada.
Chetu fue multada con unos EUR 50 mil más costos judiciales y salarios atrasados. En total, la empresa deberá pagar unos EUR 75 mil.