Esta semana Netflix se ha llevado buena parte de la atención de periodistas y usuarios, a partir de su desembarco en la Argentina. Con el artículo de mi experiencia personal como disparador, muchos han volcado opiniones y comparaciones de todo tipo. Más allá de esto, no caben dudas que propuestas como éstas no pasan desapercibidas.
Pero Netflix no es sólo un servicio de video a demanda: es un modelo de negocio que, por simple que parezca, hasta hace un tiempo no parecía muy viable. Veamos: si de usuarios se trata, hay un importante segmento al que le interesa sobradamente poder contar con un servicio que, a un costo razonable, le ofrezca acceso a un importante catálogo de contenidos con la tranquilidad que tendrá a cambio soporte técnico, calidad, pocas complicaciones técnicas, versatilidad y, principalmente, el saber que está aportando a que la industria que genera esos contenidos crezca; porque de esa manera crece la calidad de lo que recibe. Pero para que esto sea posible, hace falta que ambas partes (empresas distribuidoras y usuarios), entiendan que es importante encontrar un término medio, y que no se puede pretender el absoluto beneficio para una sola de las partes.
Seamos sinceros. Todos queremos consumir contenidos gratuitos, pero también somos sumamente exigentes con la calidad lo que consumimos. Es muy fácil criticar una película y al mismo tiempo no aportar nada para que los productores puedan mejorarla. El secreto entonces es el equilibrio: que las empresas que producen entiendan que la realidad demanda precios razonables, y que los usuarios sean conscientes que es importante apoyar a las iniciativas que logran esto.
En este camino, Amazon estaría buscando llegar a un acuerdo con editoriales para poder liberar un servicio de descarga de libros ilimitada, dentro de un catálogo específico, a un costo fijo por mes. Así, como usuarios podríamos bajar y leer tantos libros como quisiésemos, pagando un abono fijo mensual, a un costo razonable. Para esto la idea sería, en principio, cerrar un acuerdo que a las editoriales les resulte lo más beneficioso posible.
Esto no es nada nuevo, y de hecho otros ya han implementado algo similar. La diferencia en este caso es que Amazon cuenta con todo el potencial de Kindle detrás, que en materia de libros electrónicos ha sido uno de los más exitosos.
A partir de esto abro el debate/encuesta. Si en materia de publicaciones, música, juegos y software se instalara un modelo a partir del cual, por unos 9 dólares mensuales, pudieran bajarse todo lo que quisiesen de un catálogo determinado, ¿cuál sería su postura?.