En el gigante asiático proliferan las imitaciones de las grandes marcas, incluida Apple, que pierden terreno frente a dispositivos con iguales componentes: armar un clon del iPhone cuesta menos de 40 dólares.
Y en este caso no estamos hablando de imitaciones estéticas, sino también a nivel hardware y software. Los clones que allí se fabrican, según los mismos usuarios, son de una calidad aceptable y no dejan ningún detalle librado al azar. Algunos hasta dibujan una deforme manzana en la carcasa de las unidades, emulando el logo de Apple.
Pero también incorporan ranuras para tarjetas de memoria expansibles, tecnología Wifi y Bluetooth, salida de audio, cámara de video, red 3G, pantalla táctil y todo lo que podríamos encontrar dentro de un equipo elaborado por Samsung, Nokia o Motorola, víctimas también de este fenómeno.
Según los especialistas, la crisis económica y financiera mundial sirve de escenario ideal para la proliferación de esta clase de dispositivos, que de a poco van seduciendo a una creciente masa de consumidores y hasta sueñan con planes de exportación legales (ya son enviados al mercado negro de Rusia, India, Medio Oriente, EE.UU y Europa).
Claro que una de las grandes desventajas corresponde al servicio técnico, pues nadie se hará cargo de los repuestos, piezas rotas, incompatibilidades o fallas técnicas si el cliente tuvo la mala suerte de dar con un equipo defectuoso.
“Hace cinco años no había clones de teléfonos”, dijo a NYTimes Xiong Ting, gerente de ventas de Triquint Semiconductor, un fabricante de piezas de celulares. “Ahora sólo necesitas una casa de diseño, algunos chicos de software y diseño de hardware. Una compañía con cinco personas lo puede hacer y a menos de 100 millas conseguirás todos sus proveedores”.
Luego de haber pasado añares diseñando DVDs baratos o bolsos estrafalarios, los chinos están pisando fuerte en una industria que por ahora les responde positivamente gracias al gran mercado interno que poseen.
La contra a este tipo de emprendimientos la están liderando las grandes marcas, que presionan al gobierno chino para que prohíba la fabricación de esta clase de clones. Algunos ponen excusas fantásticas como el riesgo de explosión que podrían acarrear las baterías, en fin.
Desde aquí valoramos el trabajo de las grandes marcas para ofrecer productos de calidad, pero también respetamos estas iniciativas que permiten a los usuarios poseer equipos con iguales características a menor costo. Por que lo que nos importan son los usuarios. ¿Ustedes qué opinan?