El gigante informático investiga las explosiones de un teléfono multimedia y un reproductor de música en Francia y Reino Unido pero, mientras tanto, busca bajarle el tono a la polémica desatada en el Viejo Continente.
La marca estadounidense, según declaró una portavoz de la Comisión Europea, considera que se trata de dos casos aislados.
De esta manera, Apple pretende tranquilizar a sus millones de usuarios en todo el mundo, confirmando que no se trata de un problema generalizado.
El pasado 7 de agosto, un joven francés de 18 años sufrió daños en un ojo después de que le explotara el iPhone en la cara en la localidad de Aix , en la Provenza francesa.
Asimismo, la semana pasada el ciudadano británico Ken Stanborough tiró a la basura el iPod de su hija de 11 años, al constatar que estaba muy caliente. Poco después de tirarlo, el aparato también explotó.
La compañía envió el martes su respuesta a las preguntas que el Ejecutivo comunitario planteó tanto a la multinacional como a las autoridades nacionales de los dos países donde se produjeron los accidentes.
La portavoz de la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores, organismo que valora la seguridad de los productos que se venden en los 27 países, aseguró que Apple sigue investigando las causas de las explosiones.
La empresa estadounidense no quiso comentar –al menos por ahora– las valoraciones de la institución comunitaria.