En el campo de la robótica la diferencia entre el éxito y el fracaso a menudo está en los detalles. Y algo que la humanidad tiene bien en claro es que la naturaleza ofrece inspiración y soluciones. Un grupo de desarrolladores de la Universidad Tecnológica Tallinn ha creado un nuevo pie mecánico para resolver los problemas que trae el terreno difícil como es el caso cuando encontramos barro o nieve.
El modelo de pie elegido ha sido el del alce.
Nieve, barro y alces
El barro y las superficies resbalosas suponen un gran riesgo para los animales y los seres humanos, aún más para los robots. Mientras la capacidad de adaptación de los seres vivos es amplia para los ingenios mecánicos un pequeño cambio en las condiciones puede condenar sus pasos al fracaso absoluto.
En este caso fue Simon Godon, del centro de biorobótica de la universidad, quien aprovechó la experiencia en la granja de sus padres y la combinó con sus conocimiento de ingeniería y robótica.
En los experimentos los pies hechos a imagen de los pies de los alces han demostrado claramente sus ventajas. Cuando pisa el barro el pie se expande, pero al salir se encoge. Esto incrementa la superficie de contacto y luego la reduce, facilitando el paso. Pero la mayor ventaja del diseño pasa por otro lado. El pie actúa como una ventosa, como la que podemos tener en una alfombra antideslizante en la bañera. El barro cumple una función similar al agua ayudando a que se produzca el efecto. Cuando las pezuñas se mueven se rompe el efecto.
Resultado
Los pies de prueba para los robots fueron creados con silicona. El resultado ha sido un movimiento más veloz y seguro. Todavía no se han encontrado desventajas.
